Cuando estamos a pocos días de terminar una década, la situación de América latina es alarmante en lo económico y social, planteando un desequilibrio entre el crecimiento poblacional y el estancamiento productivo de un modelo sustentado en las exportaciones de materias primas cuyos precios cayeron abruptamente en 2014, impactando en la renta per cápita. Es así que la región cerrará su período de menor crecimiento en 40 años, según un último informe sobre el comportamiento del PBI del subcontinente.

Para la Comisión Económica para América latina y el Caribe (Cepal) el ciclo de las materias primas, el gran catalizador del crecimiento latinoamericano, cerró hace cuatro años. A pesar de las políticas de consolidación, la deuda pública regional se disparó en más de siete puntos conceptuales, del 36,1% al 43,2% desde 2014, acortando la apacidad de acción precisamente cuando más se necesitaba un impulso.

Las políticas de ajuste solo traen menor crecimiento y mayor depresión, en consecuencia la salida es buscar un cambio de estructura productiva para romper la dependencia del sector primario en la que sigue atrapada Latinoamérica. Lo confirma el actual 0,1% de exiguo crecimiento estadístico y para comenzar a recuperar los indicadores positivos se debería aumentar hasta el 1,3% en 2020 a fin de corregir el declive acumulado y aún así sería insuficiente, sostiene el análisis.

En el peor período de crecimiento regional en 40 años tiene naciones con papeles protagónicos alarmantes como los pasivos, públicos y privados, en Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México. Chile y Brasil tienen la mayor deuda en relación con el PBI (224% y 200% respectivamente) de manera que la segunda economía es también la segunda más endeudada del mundo en desarrollo. Y si es en la parte pública, el liderazgo de endeudamiento es de Argentina y Brasil con obligaciones más duras para nuestro país porque el mayor compromiso está emitido en dólares.

Fuera del tecnicismo del organismo dependiente de las Naciones Unidas, el informe da lugar a reflexionar sobre las consecuencias de los ajustes cuyos resultados son estancamiento y malhumor social por el aumento de la pobreza, el desempleo y la informalidad laboral. Sin embargo el peor azote es la inflación, en particular de Venezuela y Argentina, que cerrarán el año con el 39.000% en septiembre y el 50% interanual, respectivamente, cifras tan tremendas que la Cepal las sacó de la estadística global para no manchar al resto de la región.