A partir de enero próximo el Gobierno Nacional prescindirá de un 20% de funcionarios de su planta de cargos políticos, en un recorte como pocos se han visto en la historia de la administración pública. La reducción está prevista dentro de la denominada “alta administración pública”, que comprende cargos que van desde ministros hasta coordinadores, pasando por secretarios, subsecretarios y directores, y que suman más de 3.000 puestos. De ese total se calcula que los desvinculados serán unos 600 agentes que habían ingresado al inicio de la actual gestión.

La medida pretende constituirse en un claro gesto de austeridad de la administración macrista después de haber avanzado en un proceso de reforma del Estado con un duro ajuste, por ahora, para los jubilados y los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH).

Con esta reducción, el Gobierno nacional quiere dar una señal de que también está dispuesto a hacer un esfuerzo y achicar su gasto, de la misma forma que ha comprometido a los gobernadores e intendentes de todo el país.

La iniciativa, una vez puesta en práctica, tiene muchas posibilidades de ser muy bien vista por todos los sectores de la vida nacional que, de una u otra forma, siempre han estado reclamando un achique del Estado, a través de la eliminación de cargos públicos en las distintas áreas que conforman la administración central. La crítica también está orientada a los demás poderes del Estado, como el Legislativo y el Judicial, donde también se considera que las estructuras están sobredimensionadas.

Anticipándose a la decisión del Gobierno nacional y demostrando sintonía con los objetivos de Macri, cuatro gobernadores de provincias también anunciaron significativos recortes en sus plantas para reducir el gasto político y administrativo. Ellos son los gobernadores de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, que prevé eliminar 221 cargos; el de Salta, Juan Manuel Urtubey y de Entre Ríos, Gustavo Bordet, que redujeron sus ministerios y el jujeño Ricardo Morales, que ha implementado una serie de medidas para contener el gasto.

Queda ahora, en distintos ámbitos, seguir con la implementación de iniciativas similares en busca de continuar achicando un Estado que se muestra sobredimensionado, en ocasiones ocioso, que cuesta mucho mantener y que es el principal motivo del déficit fiscal de la Nación.