Al disertar en la Jornada de Fortalecimiento del Poder Judicial, realizada el jueves último en Paraná, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Horacio Rosatti, reclamó un plan estratégico que congregue los problemas, las variables y la posibilidad de un escenario realista para la Justicia. Y señaló que los problemas que existen en ese ámbito son consecuencia de la actuación, o por ausencia de los otros poderes que conforman el Estado Nacional.

Es decir, para la máxima autoridad de la Justicia argentina, las dificultades que atraviesan no siempre tienen que ver con la propia responsabilidad, recordando que la estructura judicial es de la década del 90, con diagramas obsoletos, pero está más retrasada con el cubrimiento de las vacantes, ejemplificando con juzgados federales del país hasta con el 50% de cargos sin cubrir, caso de Santa Fe.

No obstante, reconoció que en la Justicia federal y en materia penal, la capacidad de respuesta no está a la altura de las demandas, pero dijo que en general se debe a que la sociedad se ha vuelto más compleja, por un lado y porque la conflictividad social se ha judicializado mucho, lo cual "revela cierta incapacidad de la sociedad de resolver sus conflictos sin pisar la instancia judicial".

El sinceramiento de Rosatti es oportuno al afirmar que la Corte quiere participar en la búsqueda de soluciones de todos los problemas, pero siempre manteniéndose independiente de cualquier presión, en obvia alusión a la corrupción política que busca impunidad. También es consciente del atraso tecnológico con que se trabaja en los tribunales, en particular frente al crimen organizado, el narcotráfico y el contrabando.

Un estudio señaló que los principales problemas de la Justicia argentina son los casos de corrupción y la excesiva lentitud en resolver los litigios, en casos que la ciudadanía hasta llega a olvidar cuando aparece alguna sentencia. No hay dudas acerca de la necesidad de encarar definitivamente una reforma judicial, pero no como busca implementarla el Ejecutivo porque es antojadiza politizando más al Poder Judicial, a favor del kirchnerismo.

Un observador extranjero dijo hace poco que el problema judicial del país se debe a que cada nuevo presidente de la Nación quiere asumir con su propia Corte. Resumió la discrecionalidad política para elegir nuevos jueces privilegiando al color partidario antes que a la idoneidad del postulante. Es así.