Los temores de la población frente al Covid-19 y las prolongadas cuarentenas que alteraron la vida diaria, han traído un deterioro generalizado de la salud más allá de las consecuencias del coronavirus, debido a los temores de contagio. Es así que se abandonaron los esquemas del calendario de vacunación obligatoria, los tratamientos por patologías crónicas, aumentó el tabaquismo y prácticamente desaparecieron las consultas a especialistas y los controles rutinarios, con el agravante de la automedicación por cualquier síntoma.

Estamos ante un panorama sanitario preocupante que requiere crear conciencia acerca de los riesgos de un comportamiento tan grave como el de la pandemia por la vulnerabilidad ante las enfermedades prevenibles. Muchas dolencias van a reaparecer y habrá un retroceso en las expectativas de vida de los pacientes que discontinuaron tratamientos programados y los chequeos de rutina por la resistencia de acudir a una clínica o centro de salud.

La responsabilidad de los padres es mayor, al denunciarse que de los bebés nacidos durante la cuarentena alrededor del 40% no completó la vacunación correspondiente a los primeros seis meses de vida, según alertó la Sociedad Argentina de Pediatría. Por esta negligencia quedó el camino libre a enfermedades absolutamente controladas de por vida mediante la inmunización al recién nacido. Pero también es necesario vacunarse en general en situaciones de emergencia epidemiológica como la actual. Por ejemplo con la antigripal.

Durante el confinamiento aumentó el tabaquismo, culpable del deterioro de la función pulmonar y factor de riesgo si la persona se infecta de Covid-19, precisamente porque este virus letal ataca los pulmones. De por sí el fumador puede tener comorbilidades que se potencian con enfermedades cardiovasculares, respiratorias, cáncer y diabetes, entre otras. También en la pandemia reaparecieron los partos domiciliarios a fin de eludir los quirófanos, una decisión temeraria si surgen complicaciones que sólo un especialista puede atender.

Frente a este escenario es necesario apelar a la responsabilidad individual y al cuidado intergeneracional y social, a fin de evitar conductas fundamentales para evitar la propagación del coronavirus, de manera de realizar únicamente las actividades permitidas y con el estricto cumplimiento de los protocolos y las medidas de prevención. El personal de la salud y los centros sanitarios toman todos los recaudos para confiar en ellos siempre.