Cientos de miles de niños, adolescentes y jóvenes de edad temprana que no estudian ni trabajan, requieren con urgencia que los programas asistenciales implementados a nivel provincial o nacional, sobre nutrición, desarrollo psicológico, socialización y vida laboral, se desarrollen con eficiencia y de manera inclusiva. Del éxito de estos programas dependerá que nuestro país o nuestra provincia cuenten en el futuro con personas íntegramente formadas en todos los aspectos, dando lugar a una sociedad con un mejor nivel de vida respecto a la salud física y psicológica, realización personal y ocupación laboral.

En nuestra provincia, el Gobierno acaba de lanzar el programa “Mis primeros mil días”, con el que se pretende asegurar la nutrición de los niños desde el momento de su concepción -a través de su madre- y hasta los primeros dos años de vida. Esto ha sido tomado como ejemplo y modelo a nivel nacional. Lo que hay que tener en cuenta es que para su desarrollo se requiere de infraestructura apropiada para garantizar las tareas de revisión y control, tanto de las madres como de los niños; entrega de los alimentos y charlas educativas. En este marco, los CIC (centros de integración comunitaria) departamentales, al igual que las salas de primeros auxilios o establecimientos escolares de zonas rurales deben estar debidamente preparados para hacer posible estas actividades.

En la etapa de la niñez y adolescencia cobra fundamental importancia la educación y el deporte. Las actividades fuera del horario escolar o en período de vacaciones dan lugar a una formación integral, forjadora de la futura personalidad de los chicos. Es muy interesante, a nivel local, todo lo que se ha hecho para que el deporte haya sido considerado como política de estado.

A nivel nacional, también es interesante el apoyo que se le está dando al deporte, junto a la educación y a la capacitación laboral, principalmente en los sectores marginales como villas de la periferia de Buenos Aires. Cobran importancia los espacios de formación denominados “casas del futuro” destinadas a chicos de entre 15 y 24 años, que no han podido seguir estudiando y que quieren realizar alguna actividad creativa o aprender algún oficio.

La idea es que estos centros proliferen en todo el país. El costo de la infraestructura es el que por el momento dificulta esta expansión, por lo que se tendrá que prever una solución como por ejemplo que estas dependencias sean compatibles con los CIC departamentales.