No lo podrían haber hecho de mejor manera. Estados Unidos y China, las dos primeras superpotencias económicas del mundo, alcanzaron un principio de acuerdo que, por ahora, evitará la anunciada guerra comercial que ya estaba inquietando a los mercados a nivel mundial.

Desde que el presidente estadounidense, Donald Trump, asumió sus funciones ha estado cuestionando el déficit comercial con China y considerando la forma de reducirlo. El aumento de los aranceles aduaneros era una de las alternativas que tenía para contrarrestar esa diferencia, pero el sólo anuncio de esta medida comenzó a generar tensiones entre ambas potencias. China conoce muy bien los efectos que una acción de esas características iba tener en el intercambio comercial, por lo que en todo momento estuvo predispuesta a negociar con EEUU una salida a esta difícil situación que se prolongó por varios meses.

Por eso, el acuerdo de partes tendiente a equilibrar la balanza comercial de ambas naciones, y suspender el aumento de los aranceles aduaneros es visto como una medida coherente que restablecerá las relaciones comerciales entre los dos gigantes del comercio mundial.

Según el gobierno norteamericano, el déficit comercial con China alcanzó el año pasado los 375.000 millones de dólares, por ello desde marzo último, las exportaciones chinas de acero a Estados Unidos comenzaron a ser gravadas con un 25% de aranceles, y las de aluminio con 10 por ciento. Además Estados Unidos amenazó con aumentar gravámenes en general, lo que finalmente no sucedió.

Los socios europeos de EEUU, entre ellos Francia y Alemania, recibieron el principio de acuerdo con mucha cautela especialmente porque la Unión Europea (UE) también se encuentra bajo la amenaza de las tarifas estadounidense al acero y el aluminio. En Europa se cree que EEUU quiere hacerles pagar a sus países el mal comportamiento de China, lo que resultaría un despropósito.

En una primera aproximación al contenido del acuerdo trascendió que China se comprometería a aumentar significativamente sus compras de bienes y servicios a EEUU.

Para muchos este acuerdo ha surgido como una "necesidad” para tranquilizar un panorama que en las últimas semanas se veía muy convulsionado. De todas formas, ambos países deberán seguir trabajando para que el acuerdo preestablecido lleve tranquilidad a todo el mundo.