El centro derechista Sebastián Piñera no sólo logró granar el ballotage de las elecciones del domingo último en Chile, sino que ha dejado en claro que la alternancia política es posible en ese país que conducirá nuevamente después de cuatro años en los que estuvo en la presidencia Michelle Bachelet, de centro izquierda, quien a su vez había recibido su mandato del propio Piñera.

El buen momento por el que pasa la democracia chilena quedó reflejado al término del acto eleccionario, cuando Bachelet se comunicó por teléfono con Piñera, en un diálogo que fue transmitido por la televisión nacional de Chile, en la que además de los saludos protocolares y de felicitaciones por el triunfo, quedó de manifiesto el alto espíritu democrático y el excelente diálogo entre la mandataria saliente y quien se prepara para asumir la máxima magistratura del país.

La invitación que se formularon ambos dirigentes, de abocarse inmediatamente a trabajar en el proceso de transición y el pedido de colaboración de Piñera a Bachelet, basado en la probada experiencia de la mandataria, son señales positivas y que contribuyen a la convivencia política.

Por otra parte, la diferencia de votos con los que asume Piñera (54,57%) en relación a los de su competidor Guillier (45,43%), demuestran que la brecha no es muy amplia, por lo que no tendrá mayoría en el Parlamento. Esto pone de manifiesto la necesidad del nuevo presidente de gobernar con un clima de moderación, con acercamiento a sectores de la oposición, garantizando un giro tranquilo hacia las futuras políticas a desarrollar.

La buena convivencia política que reina en Chile entre los partidos opositores no implica que Piñera haya sido uno de los críticos más fuertes de los escándalos de corrupción que se han dado en el gobierno que termina, lo que le sirvió a él para comprometerse a separar la política de los negocios. 

En el plano internacional, el triunfo de Piñera marca la tendencia de que el centroderechismo se está imponiendo en latinoamérica, lo que es muy importante para la Argentina respecto a sus vínculos institucionales y económicos. Piñera tiene una gran sintonía con el gobierno de Mauricio Macri, como lo ha expresado en varias ocasiones, lo que es muy favorable para las relaciones bilaterales.