El año 2023 terminó con un número muy alto de casos de violencia estudiantil en escuelas secundarias sobre todo del Gran San Juan. El primero de ellos se dio hace exactamente un año, en marzo, en un colegio privado. Fue cuando dos alumnas protagonizaron una violenta pelea a la salida del establecimiento, que terminó conociéndose públicamente ya que en las redes sociales circularon videos con la brutalidad de las agresiones. Una de las chicas involucradas le propinaba a su contrincante rodillazos en el estómago mientras la tomaba del pelo. En respuesta, la otra joven también lanzaba golpes de puño para repeler el brutal ataque. Mientras tanto, sólo unos pocos estudiantes se acercaron a separarlas ya que la mayoría prefirió ser simples espectadores. El padre de una de las chicas involucradas consideró posteriormente que la agresión contra su hija había sido planeada con antelación y que el motivo de la pelea fue porque era linda. La principal afectada hizo la denuncia policial y, como le habían sugerido en la escuela, solicitó asistencia psicológica en el Ministerio de Educación. 

Pocas semanas después, otro caso de violencia escolar tuvo lugar en una escuela de Villa Krause, departamento Rawson, donde dos alumnas se propinaron fuertes golpes de puños en las cercanías de una escuela primaria y secundaria. En otro caso, dos estudiantes que lucían sus respectivos uniformes discutieron a toda voz cerca de su escuela, mientras otro grupo de adolescentes alentaba a una de ellas con un “dale, dale, pelea”, hasta que una de las chicas cayó al suelo y la otra se le fue encima dándole golpes en todo el cuerpo. 

Ante estos casos la directora de una de las escuelas a la que pertenecían estos alumnos confesó su conmoción por los casos y aseguró que no iban a “avalar este tipo de conductas”. Otra autoridad escolar llegó a decir que iban a seguir formando con valores, que es lo que han venido haciendo, y que están muy apenados porque “estas cosas no deben pasar más”. Sin embargo, a lo largo del año se continuaron conociendo otros casos de violencia que empañaron el ciclo lectivo.

Por todo ello, vale preguntarse si hoy el Ministerio de Educación de la provincia tendrá planificado cómo evitar definitivamente estas situaciones a través de los profesionales de los gabinetes interdisciplinarios y los protocolos destinados a alumnos, padres y el resto de la comunidad educativa que contemplan medidas para que no se produzcan estos hechos.

Es de esperar que exista una estrategia que desaliente la violencia estudiantil ya que a los innumerables problemas que le toca afrontar al sector de la educación, estos hechos implican un comportamiento que debe ser corregido de inmediato para que no se haga crónico.