Las medidas adoptadas en la provincia de Buenos Aires para restringir la oferta de juego deben servir de modelo para el resto del país. Apenas iniciado el presente año, el gobierno bonaerense lanzó una ofensiva contra las casas que promueven los juegos de azar, entre ellas bingos y casinos, disponiendo un sistema de control tendiente a desalentar la ilegalidad. Pero el objetivo es además enfrentar el temible flagelo de la ludopatía, es decir la adicción a los juegos de azar, que se estima ha crecido considerablemente en los últimos años.

Como se sabe, este mal se ha generalizado en todo el país en la medida que fueron autorizados bingos y casinos para que funcionen las 24 horas del día tanto en ciudades populosas como en pequeñas localidades de zonas alejadas. Esto hizo que muchas personas de distinto sexo y condición social se hiciera proclives a jugar en cualquier momento y sin ningún motivo aparente, más allá del simple placer de apostar.

La ludopatía se ha convertido en uno de los trastornos más graves que pueda sufrir una persona, por las consecuencias que esta provoca en su vida social.