En los últimos días miles de hectáreas en el sur del país y en provincias como Córdoba han sido devastadas por el fuego en una serie de incendios forestales que están causando cuantiosas pérdidas de recursos naturales, grandes gastos en la acción por combatirlos e incalculables esfuerzos por controlar una situación que por momentos se agrava debido a las escasas lluvias, bajos porcentajes de humedad y las pocas precipitaciones níveas que hubo en la zona cordillerana. 

La zona comprendida por las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut es la que hasta ahora ha resultado más afectada ya que los incendios además de provocar la pérdida de bosques autóctonos, también han arrasado con algunas viviendas provocando la desaparición de al menos 11 personas. Las dudas sobre el origen de estos focos ígneos han hecho que tanto desde el Ministerio de Ambiente de la Nación, como de las reparticiones pertinentes a nivel provincial se estén investigando las causas que los han provocado para conocer un poco más cómo combatirlos o controlarlos. 

La sequía que afecta a amplias zonas del país y, particularmente a la provincia de San Juan, es uno de los factores con mayor incidencia en los incendios forestales que pueden tener su origen en el descuido humano; fenómenos naturales como la caída de rayos o cortocircuitos en líneas eléctricas que pasan por los campos. En San Juan debemos estar muy atentos a los riesgos que se corren cuando se encienden fogatas con distintos fines, sin tener la precaución de contar con medios para sofocar la propagación de las llamas cuando se hacen incontrolables. 

Si bien cada vez que se han producido incendios de magnitud la Nación ha intervenido con la ayuda correspondiente mediante brigadistas del Sistema Nacional de Manejo del Fuego o recursos disponibles para combatir estas catástrofes, la demora en actuar y disponer de los medios obliga a la provincia a estar preparada con recursos propios para sofocar los incendios que puedan producirse. Destacamentos de bomberos debidamente preparados, con brigadistas entrenados y bomberos voluntarios apoyados con equipamiento y recursos económicos en los departamentos alejados o con mayor riesgo de incendios forestales, son algunas de las medidas que se pueden implementar. Lo mismo que contar con recursos de almacenamiento de agua que eviten tener que salir a último momento a conseguir este elemento imprescindible, y una tarea de concientización que inculque el cuidado que se debe tener ante el riesgo permanente que se corre con el fuego en un territorio con una vegetación que está sufriendo las consecuencias de una extrema sequía.