Al concluir en Cuba la era castrista, con la asunción del presidente Miguel Díaz-Canel, hace casi cuatro meses, las expectativas de cambio de rumbo de la Revolución en manos del joven político parecen inciertas. Cumplido los cien días del mandato, la nueva administración no produjo cambios sustanciales para mejorar la vida de los cubanos, según el seguimiento de varios organismos internacionales.
Se cita, por ejemplo, que no se ha desmantelado la maquinaria estatal represiva, de acuerdo a una declaración de Amnistía Internacional, entidad que continúa recibiendo informes alarmantes del arresto arbitrario de personas defensoras de los derechos humanos. Las autoridades de La Habana siguen manteniendo una red de control mediante prácticas represivas incluyendo el uso arbitrario del derecho penal.
Tampoco han cesado los presos de conciencia, como Eduardo Cardet, que permanece en prisión casi 20 meses desde su intento de ejercer pacíficamente su derecho a la libertad de expresión. Es uno de los activistas "grafiteros" severamente perseguidos por el régimen por reclamar en las paredes por las libertades fundamentales.
No obstante, debe considerarse un avance político en la aprobación de una nueva Constitución por la Asamblea Nacional de Cuba con garantías inéditas en la isla, como abrir el camino para legalizar el matrimonio igualitario, entre otras reformas impensables en tiempos de Fidel y Raúl Castro.
De todas maneras la nueva Carta Magna debe quedar aprobada por referéndum en los próximos meses.
Por otra parte tampoco se visualizan cambios para mejorar la alicaída economía, afectada por una grave descapitalización y la caída de la productividad. En un foro de especialistas, realizado en Miami días atrás, se puntualizó que la economía cubana todavía no ha superado la capacidad productiva y el ingreso per cápita registrados en años anteriores a la grave crisis del llamado "Período especial" de los años 90.
De hecho, en 2014 el PBI total y per cápita medido en dólares se ubicaba un 30% por debajo de los niveles de 1985, de manera que la economía se ha deteriorado al punto de que a nivel regional representa comparativamente el 71% de la economía de la República Dominicana y el 61% de la ecuatoriana.
El modelo socialista cubano ha fracasado estrepitosamente y ahora depende del perfil que le pueda dar Díaz-Canel para iniciar una era de crecimiento que demanda ardua labor.
