Las atípicas elecciones presidenciales en Chile, con un empate técnico que obligó al balotaje, también terminarían este domingo con una diferencia tan estrecha, que finalmente llegaría a los tribunales electorales, según pronostican los observadores a la luz de los apoyos de los electores a Gabriel Boric, de la izquierda "Apruebo Dignidad" y José Antonio Kast, del "Frente Social Cristiano", de derecha. 

Todo indica que el conteo voto a voto en el mejor de los casos dará resultados en los días posteriores a los comicios, si no llega a intervenir el Tribunal Electoral, una instancia que ambos candidatos aceptan porque es parte del sistema democrático, aunque no existen antecedentes en la carrera para llegar al palacio de La Moneda.

De todas maneras el panorama ha cambiado en cuanto a estrategias comunicacionales en las redes sociales y definiciones de ambos candidatos para aclarar posiciones sobre temas relevantes, a fin de captar a votantes de la tercera fuerza e indecisos, además de los asuntos clave abordados en los debates y declaraciones públicas.

Según los analistas, tanto los equipos de Kast como de Boric se centraron en un ajuste fino de los programas de campaña a fin de convencer al electorado esquivo. Es así como en la primera vuelta la derecha definió temas de seguridad, delincuencia, narcotráfico, economía y la violencia mapuche, ahora predomina la economía, la seguridad y las garantías de gobernabilidad y paz social. Boric coincide en términos generales y suma objetivos sociales y tolerancia cero a delitos financieros.

Si algo faltaba para definir esta instancia de la democracia de Chile fue un modelo de campaña vía redes sociales similar al implementado por Donald Trump en procura de la presidencia de EEUU, dirigido a captar a indecisos a través de mensajes hipersegmentados que exacerben el miedo, la inseguridad, violencia, delincuencia y narcotráfico, ante un complejo escenario económico.

Con esta alternativa puede que esta elección ya no se defina sustentada en las ideologías, el eje discursivo, y adhesiones de otros movimientos a uno u otro candidato, sino entre el miedo y la esperanza. Hasta ahora lo único concreto y palpable es la incertidumbre de la ciudadanía en una nación que se debate entre dos modelos a seguir para dar un paso decisivo.