En los tiempos que vivimos, la digitalización se ha convertido en uno de los factores más importantes para todas las naciones del planeta, ya que es el que ha permitido durante esta pandemia seguir, aunque sea de manera virtual, con actividades sociales y económicas dentro del marco de la nueva normalidad. Todo indica que aquellos países con un mejor índice de competitividad digital, son los que están en mejores condiciones para reestablecer niveles de vida aceptables y que sus economías afronten los efectos de la pandemia, manteniendo cierto ritmo de producción y actividad. La semana pasada se conocieron los resultados de la última medición de la que ha salido el Ranking Mundial de Competitividad Digital IMD 2020. Si bien no hubo grandes sorpresas con relación a los países con mayor desarrollo digital, lo más preocupante es que Argentina sigue ubicada al fondo de la tabla y si no se implementa una urgente política de desarrollo basada en mejorar la conectividad y llevar adelante proyectos que aseguren la digitalización en las diferentes áreas de la vida nacional no se avanzará postergando al país y a todas sus actividades. Dentro de un listado de 63 países de todos los continentes, Argentina está ubicada actualmente en el lugar 59, lo que demuestra el atraso tecnológico en el que estamos inmersos y el gran esfuerzo que se deberá hacer para salir de esta situación en el que deben intervenir todos los estamentos de la sociedad, desde el Gobierno nacional, la comunidad científica, universidades y demás organismos estatales y privados que puedan hacer su aporte a este desarrollo.

La competitividad digital es medida mediante un índice que este año ha tomado mayor relevancia ya que posibilita conocer en qué lugar se encuentra cada país respecto de su desarrollo tecnológico aplicado a las posibilidades digitales que dispone. Se tienen en cuenta tres factores; el conocimiento de recursos digitales, la tecnología disponible y preparación futura respecto de esta materia. 

Como ocurre desde hace varios años los primeros lugares de competitividad digital están ocupados por Estados Unidos, Singapur y Dinamarca. La importancia de esta posición es que estas naciones están en una situación más favorable que el resto para que sus economías tengan una mejor recuperación ante los efectos de la pandemia del Covid-19.

Los problemas que afronta Argentina como otros tantos países de Latinoamérica en materia de conectividad digital tienen su origen en la deficiencia del marco regulatorio para la actividad digital; las pocas inversiones en infraestructura, tecnología y telecomunicaciones, además de que disminuyó la experiencia de participación electrónica, es decir, capacitación para utilizar los medios digitales.