Lentamente va llegando la hora de la verdad para conocer si nuestro país será capaz de aprovechar el vuelco al turismo interno que ha comenzado tras la devaluación del peso. La gran diferencia entre los precios de junio del año pasado con los que están actualmente en vigencia, entre un 45 y un 74 por ciento, hace que la gran mayoría de las personas opten por cambiar sus destinos, reemplazando los viajes internacionales por los viajes dentro del país.
Este fenómeno hará que durante el próximo receso de invierno, los destinos turísticos locales pueden llegar a verse colmados, lo que representaría una interesante reactivación para este sector de la economía que se viene preparando desde el preciso instante en que el Gobierno Nacional anunció la decisión de darle al turismo, tanto interno como del exterior, un fuerte impulso, dentro del convencimiento de que es una importante fuente de recursos económicos y generación de empleo.
Si bien las inversiones anunciadas todavía no se han concretado, los destinos turísticos tradicionales y los que están en vías de consolidarse deberán comenzar a dar respuestas en forma inmediata, caso contrario se estará desaprovechando una posibilidad histórica de promocionar lugares y hacer que la gente que llegue hasta esos sitios cumpla posteriormente con el efecto multiplicador de la promoción oral, tan importante para el turismo. En este contexto es necesario que el país comience a madurar en relación a lo que significa ser un destino turístico en general y también en particular, según las numerosas regiones en que está dividido. La Argentina tiene que ofrecer una imagen íntegra como país, evitando los focos de conflictos que, generalmente, aporta la protesta social, las demandas gremiales o políticas, que afectan servicios públicos o de otras áreas, y que para el turista representan un aspecto muy negativo cada vez que llega a un Estado, provincia o ciudad.
En relación al turismo regional, habrá que optimizar estaciones terminales y aeropuertos, ya que si bien se han comenzado a ofrecer algunos servicios como los vuelos low cost, estos todavía no han alcanzado el desarrollo esperado presentándose algunas dificultades cuando hay que trasladarse de una región a otra.
Las perspectivas son buenas para el sector, sólo habrá que saberlas aprovechar, especialmente por provincias como la nuestra que desde hace tiempo esperan una oportunidad como esta.
