El avance descontrolado del coronavirus aparecido en la ciudad china de Wuhan, sin ningún antecedente ni barrera bacteriológica que lo contenga, ha sorprendido al extenderse de tal manera que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha llamado a los países miembros para que se preparen a enfrentar una potencial pandemia. Al no existir vacunas ni medicamentos para esta enfermedad respiratoria y de contagio directo entre humanos, la urgencia está en las medidas preventivas, desde el control del tráfico de personas hasta la buena infraestructura hospitalaria.

No sólo se trata de una alarma sanitaria sino también económica, que ya repercutió en la caída de las bolsas y ahora con la paralización de plantas fabriles, la mayoría europeas, por la falta de insumos provenientes de China. Varias automotrices tienen vehículos sin ensamblar por carecer de piezas y elementos electrónicos de factorías asiáticas: ya agotaron las reservas de los depósitos portuarios y luego los stocks de las propias fábricas, que tampoco pueden seguir produciendo porque tienen numeroso personal en cuarentena. Hasta podría peligrar el reciente acuerdo comercial entre Estados Unidos y China.

El director del programa de emergencias de la OMS, Michael Ryan ha sido claro para graficar el cuadro. Dijo que no se puede paralizar al mundo por el coronavirus ni tampoco pretender que la transmisión se pueda parar entre países porque el escenario ha cambiado rápidamente en pocos días. Se pasó de escasísimos contagios a brotes descontrolados en Italia, Corea del Sur e Irán.

Por eso cada país debe tener su propio plan de contención de riesgo, con prioridad de proteger a los trabajadores de la salud e involucrar a las comunidades para evitar los contagios en la gente con mayor riesgo, en particular los ancianos y las personas con problemas de salud subyacentes. Y ayudar a los países más vulnerables con poca capacidad para afrontar estos casos.

Lo que es importante advertir a la comunidad es que el hecho de que sea o no pandemia es un debate semántico. Declararla o no es la consecuencia de la propagación a un buen número de países y de que la mayoría de la humanidad esté expuesta al Covid-19 tal como se lo denomina en el plano científico al coronavirus. Todo depende de cómo evoluciona la enfermedad en diferentes lugares donde se ha detectado y cuál ha sido el éxito de contención. El clima ayuda también a contener infecciones, caso del hemisferio sur, pero no hay país donde no exista riesgo.

Es así que los científicos siguen desconcertados porque el coronavirus podría convertirse en enfermedad estacional o proyectarse como pandemia mundial. Las luces de alerta están encendidas y no se pueden ignorar.