En medio de un panorama invadido por preocupantes noticias de carácter políticas y económicas, a las que se suman las vinculadas al tema de la inseguridad, la historia de Nicanor Quinteros, el niño de 12 años de edad que creó una escuelita en el fondo de su casa para ayudar a los chicos del modesto barrio Las Piedritas, en Pocito, ganó un espacio inusitado. La mayoría de los medios nacionales y de distintas provincias destacaron este gesto y lo calificaron como un ejemplo a seguir, especialmente cuando hay sectores de la comunidad que necesitan una ayuda para salir de la acusante situación en que se encuentran. En este caso, Nicanor, dentro de lo que se denomina educación no formal, se abocó a ofrecer apoyo educativo a sus vecinos en materias que tienen dificultades. Lo meritorio es que lo hizo de la forma más ordenada posible, ofreciendo un ámbito que se asemeja mucho a una escuela y a los lineamientos que se implementan en ellas.
En momento que el país atraviesa por un difícil momento político, económico y social, gestos como el de este chico surgen como una bocanada de aire puro para la sociedad cansada de malas noticias y de un panorama pesimista sobre el futuro.
La enseñanza de Nicanor debe ser vista como una esperanza de que hay un futuro promisorio en cada uno de esos jóvenes que tienen principios e ideales y que están dispuestos a trabajar por el engrandecimiento de la patria. Se trata de los mismos ideales que el sábado último movilizaron, desde la Iglesia Catedral de nuestra ciudad Capital hasta la Gruta de Fátima, en Trinidad, a cientos de chicos que marcharon con consignas de paz, amor y trabajo. Se trata de una juventud dispuesta a aportar lo mejor que tiene, en pos de objetivos capaces de forjar para el futuro una comunidad de hombres y mujeres con altos valores de trabajo y solidaridad.
Debemos mirar un poco más hacia nuestro interior y redescubrir a todos esos Nicanor o chicos de las agrupaciones católicas que marcharon hasta la Gruta de Fátima, para que nos demos cuenta del potencial juvenil que disponemos y de lo que eso significa para un país como el nuestro, que busca la forma de salir adelante. En esa juventud está el futuro de la Nación, por eso tenemos que dedicar un mayor tiempo a educarla, cuidarla y ayudarla a encausar su camino.