Volver a poner en movimiento la obra pública de la provincia fue uno de los principales desafíos del gobierno de Marcelo Orrego durante 2024. Sin aportes de Nación para poder retomar lo que inició la gestión anterior o comenzar nuevas obras, se hizo con fondos propios. La provincia destinó casi 74.910 millones de pesos para 480 obras públicas en total. Tomó meses poder ajustar las cuentas para lograrlo y hasta hicieron cambios en la modalidad para redeterminar los precios que había que pagar a las empresas. Los dos sectores que más impulso recibieron fueron viviendas y escuelas.
El pulso de cómo iba a ser el año en materia de inversión en infraestructura y arquitectura lo marcó Javier Milei. Tras ser electo y antes de asumir, el actual presidente anunció que no iba a financiar obra pública. Apenas ingresó a su mandato, dijo en su discurso su famosa frase “no hay plata” y este mandato se cumplió prácticamente a rajatabla todo el año. Hubo algunos acuerdos puntuales, como por ejemplo la devolución de 11.000 millones de pesos que acordó con San Juan, pero que finalmente no se hicieron efectivos cuando el gobierno local decidió reiniciar las obras.
Estas circunstancias obligaron a la provincia a hacer un plan para la reactivación de este rubro, que además de dar servicio es un gran generador de empleo privado. Al momento de asumir las nuevas autoridades, encontraron que, de 60 grandes obras, el 80% estaba sin actividad. Había deudas con las constructoras, que venían con retraso del pago de certificados por parte de Nación desde 2023. El monto a pagar, detallaron desde el Ministerio de Infraestructura, superaba los 1.500 millones de pesos a principio de año. Todo esto, sin posibilidad de que Nación volviera a girar dinero.
Tomó 3 meses de cálculos y gestión hacer una estrategia para reactivar la construcción y mejoras que estaban pendientes, además de sumar aquellas que quería hacer el nuevo oficialismo. Lo primero fue cancelar los pasivos que había de tareas ya realizadas, tanto lo que debía Nación como la Provincia. Esto le dio un respiro a las empresas para volver a trabajar, en medio de un primer trimestre donde más golpeó la inflación. También realizaron tareas para determinar con qué presupuesto contaba realmente la economía local, para reiniciar trabajos.
Hubo un solo sector que escapó a estos tres primeros meses de trabajo interno: las escuelas. El primer anuncio de tareas vinculadas a obras lo hizo Marcelo Orrego en febrero de este año, en el edificio de la Escuela Polivalente de Arte, donde adelantaron que se iban a reparar 100 escuelas que estaban en estado crítico y otras 200 que necesitaban mejoras. Esto fue así para que el inicio del ciclo lectivo, algunas semanas después, fuera en establecimientos en buenas condiciones. Esto influyó en que la infraestructura escolar fuera el segundo sector con más dinero inyectado en el año: más de 10.000 millones de pesos se destinaron al mismo.
En marzo uno de los anuncios más esperados fue la puesta en marcha de la construcción de barrios que quedaron pendientes de la gestión anterior. El gobierno optó por destinar dinero de la provincia e ir reiniciando tareas en etapas, empezando por aquellas casas que estaban más avanzadas, para entregar antes. Solo en viviendas, Gobierno invirtió 42.000 millones de pesos durante el 2024, siendo el tipo de obras al que se le giró más fondos, para terminar 46 barrios en 12 meses. La puesta en marcha fue dándose a lo largo del año y el 90% se hizo antes de que Nación girara los 11.000 millones que había prometido. En noviembre, las autoridades anunciaron que ya estaban en marcha el 100% de las 1020 viviendas que tenían pensado reiniciar durante el año.
Hubo otro factor que ayudó a esta reactivación: los cambios en la forma en la que se pagaba a las empresas. El actual gobierno extendió la Ley de Emergencia en la Obra Pública e implemento un ajuste por el índice Delta, que lo que logró fue mitigar la pérdida económica de las constructoras ante la inflación extrema que hubo en el primer trimestre. También aplicaron el Anticipo Económico Extraordinario (ASFE), que permitió a las empresas recuperar la estabilidad económica para avanzar con los trabajos que estaban previstos.
En la segunda mitad del año, hubo avances en el diálogo con Nación para destrabar alguna de las obras que estaban pendientes. Es que, si bien la política de no girar fondos seguía, Orrego tuvo reuniones con integrantes del Gabinete de Ministros de Javier Milei para poder avanzar en casos puntuales. De esta manera consiguieron, por ejemplo, que la gestión central de el aval para que el BID gire los fondos para continuar con la construcción de la Ruta 40 Sur.
Para el próximo año, adelantaron las autoridades, creen que podrán mantener la inversión provincial y tendrán posibilidad de planificar. Si bien la política nacional no se espera que tenga grandes cambios, ya que el presupuesto que llegó al Congreso planteaba menos inversión para las provincias, seguirán optando por construir con fondos provinciales. Como ventajas, nombraron que el 2025 tiene un panorama más estable en cuanto a presupuesto, que ya aprobaron en la provincia. Además, esperan una leve recuperación financiera. Gracias a esto, tras un inicio con mucha incertidumbre, el Ministerio de Infraestructura ya tiene previstas obras que continuarán hasta el 2026, como los hospitales de Calingasta y Angaco.