Volvió ayer la media montaña al Giro con una jornada llena de picante que encadenaba el Duron, Sella Valcalda y Sappada en los últimos 60 kilómetros. Si el “dictador” Pogacar y su UAE lo permitían, lo lógico era aventurar el éxito de una escapada. Una fuga que podría suponer la última oportunidad de éxito de cracks como Alaphilippe o Pelayo Sánchez.
En la selección del convoy de fugitivos, había cuatro hombres con victoria (Narváez, Pelayo, Steinhauser y Alaphilippe) y tan sólo dos (Hermans y Vendrame) sin triunfos de etapa.
Cuando Alaphilippe vio que por detrás se acercaban otros, saltó para que no le estropearan su plan inicial. Quedaban 40 kilómetros para el final y el del Soudal demostró que era el jefe de la fuga y de la etapa. Él marcaba los tiempos. A 25 de meta fue Vendrame, quien ya había ganado una etapa en el Giro”21, quien se fue en solitario en el descenso aprovechando la libertad que le brindaron.
La general no cambió, y hoy se corre la penúltima etapa: 184 kilómetros de alta montaña entre Alpago y Bassano del Grappa.