Fotos: colaboración Programa Experiencias Rurales en el INTA

Para todos aquellos -chicos y muchos grandes también-, que no conocen el recorrido natural que hace un plantín de olivo para convertirse en un árbol fuerte, que con sus frutos puede dar aceitunas para las pizzas y picadas o ese aceite de oliva que tanto se promociona como clave para la salud de los seres humanos, las autoridades locales del INTA diseñaron un recorrido en el que se puede vivenciar todo ese proceso. Las visitas guiadas son una puerta abierta al mundo de los cultivos, con las que logran sorprender a más de un eventual participante interesado. Es que en el lapso de 3 horas grupos de estudiantes, amigos, familias, visitantes de todas las edades pueden descubrir cómo es la transformación de los olivares.

Todo comenzó hace un año atrás, con la gran experiencia del Modo INTA, una exposición que permitía conocer de cerca las instalaciones y ver los trabajos e investigaciones del campo en San Juan. “Tuvimos más de 12 mil visitantes que nos llenaron de entusiasmo y reforzaron la idea que hay que mostrar lo que se hace. Por eso desde la asociación cooperadora de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA San Juan propusieron crear el programa Experiencias Rurales en el INTA, una iniciativa con aportes sensoriales, recreativos, didácticos y culturales para difundir la vida rural y sus protagonistas”, define Luciana Gentili, ingeniera agrónoma, a punto de convertirse en doctora en Ciencias Agropecuarias en la Universidad de Córdoba, quien tiene a cargo las visitas alrededor del olivo que es su especialidad.

Con “El olivo y su transformación” se vivencian los diversos procesos del cultivo del olivo hasta llegar a la mesa como alimento. Para eso, los organizadores pensaron un recorrido dividido en estaciones: en la primera, en el campo propiamente dicho, entre la arboleda centenaria que tiene el INTA, se aprende sobre toda la etapa productiva y los cultivos, también sobre el valor histórico y actual de este fruto “tan importante para la provincia ya que somos unos de los principales productores del país y con excelente calidad”, argumenta detallando que el primer olivo implantado en la Argentina está en Aminogasta y tiene 433 años, lo que no le impide seguir dando frutos. Los ejemplares sanjuaninos -como los que tienen en el predio de esta entidad nacional- superan los 100.

“En la primer parada hablamos y les mostramos las distintas variedades y les contamos que hay algunas que son más aptas para el consumo de mesa y otras para hacer aceite, el beneficio que tiene consumir tanto aceituna como aceite de oliva. La gente se interesa porque tocan los árboles y los frutos, miran detalles de sus hojas”, explica Luciana.

Si el grupo es más curioso o tiene conocimientos previos, pueden extender la charla en los invernaderos donde se exponen otros conocimientos acerca de los métodos de propagación, cómo se obtienen las estacas, las partes del fruto y hasta la importancia de los carozos para poder identificar las variedades. Además pueden observar el ciclo fenológico, desde que brota la planta, la floración, el paso a paso de cómo va creciendo el fruto y la madurez de la aceituna “que es de abajo hacia arriba”, dice como dato llamativo.

“Vale aclarar que las visitas se van adaptando al público ya que no es lo mismo una familia o un tercer grado que los chicos del secundario, de una escuela agrotécnica o de la universidad con quienes usamos otro vocabulario y otras herramientas”, especifica la ingeniera agrónoma. Por ejemplo, si hay interesados -que siempre los hay- se hace una parada técnica en los ensayos con nuevas variedades adaptadas a modelos súper intensivos de poda y cosecha mecánica para ver como se comportan, tal como está llevando a cabo en estos momentos Gentili con dos tipos de aceitunas, la arbosana y la genovese.

Aclaran que esta altura del año es imposible que el visitante siembre ni tampoco coseche las aceitunas porque ya terminó el ciclo productivo en mayo. De todos modos, en la segunda etapa del recorrido, los visitantes se adentran en la fábrica de aceite que tiene el INTA para ver el proceso de elaboración y extracción. Este momento está a cargo de Daniel Aballay, el encargado del lugar, que aparte responde consultas sobre como almacenarlo y bajo qué condiciones.

El paso que sigue es un “alto” ya fuera de la fábrica para dar lugar a lo que llaman “biorefinería de los subproductos olivícolas”. “El alperujo, los carozos, que anteriormente eran llamados residuos, ahora luego de distintas evaluaciones, se consideran aprovechables. De hecho el carozo puede ser destinado a las industrias para las calderas, se puede hacer compost, fertilizantes orgánicos con el líquido del alperujo. Al final termina siendo como una economía circular desde que se extrae el fruto de la planta y todos los productos que vamos obteniendo tienen un destino. Nada se descarta. Todo sirve”, agrega.

El fin del recorrido es en el quincho y la canchita de fútbol, dos lugares donde se dispone todo para hacer una degustación de aceite de oliva, que puede ser técnica o con tostadas.

Esta iniciativa comenzó en julio, sigue este mes y se va a extender hasta septiembre. Sin embargo, ahí no termina la propuesta porque al mes siguiente, según adelantó Luciana Gentili, va a repetirse la visita pionera de Experiencias Rurales, que es similar a la del olivo, salvo que ahora el cultivo protagonista es el trigo. Justamente en este itinerario a cargo de Mariana Balmaceda, los visitantes toman contacto con las espigas del trigo, ven su disposición en el campo, luego observan cómo se obtiene la harina. “Hasta elaboran con sus propias manos un pancito que después se hornean y al final del recorrido, se consumen con un té, un mate cocido o un juguito, y es una experiencia muy bonita”, indica la profesional.

* Hectáreas propias
A las 9 hectáreas que hay en Pocito hay que sumar otras 14 que la entidad nacional tiene en el departamento San Martín. De esas, 18 son para cultivar olivos, de distintos varietales. Pero todas tienen como destino producir aceite de oliva.

* PARA IR A PASEAR
Los martes y jueves entre las 9 y las 12, hay personal especializado que recibe los grupos en la Estación Experimental Agropecuaria del INTA, ubicada en calle 11 y Vidart, en Villa Aberastain, Pocito. Esto se hará hasta el mes de septiembre inclusive.

Se debe conformar un cupo mínimo de 15 personas para realizar la visita, según indicaron. En cambio, tope máximo no hay. De hecho tienen previsto recibir grupos de hasta 100 personas, por ejemplo varios cursos de un mismo establecimiento o inclusive de escuelas diferentes que coincidan un mismo día.

El requisito fundamental es pedir turno por mensaje de WhatsApp al 11-56607162 o escribir a eeasanjuan.coop@inta.gob.ar.

La visita tiene dos valores: 2000 y 3500 pesos por persona, dependiendo de la extensión y profundidad del recorrido elegido. En el primer caso es de aproximadamente 300 metros y el circuito más largo el trayecto es de 500 metros. Cualquiera se hace caminando.

En el lugar se vende no sólo el aceite de oliva que elaboran sino también otros productos como dulces, quinoa, nueces, almendras y panes de membrillo.