El cine argentino comienza el 2025 con una gran apuesta. Un thriller que vuelve a reunir a actores de prestigio: Soledad Villamil y Joaquín Furriel (quienes trabajaron juntos en Las grietas de Jara, de Gil Lavedra, en 2018) y Alejandro Awada. Los tres encabezan un elenco de peso, que suma a Patricio Contreras, María Marull y Víctor Laplace, entre otros. Dirigidos por Sebastián Schindel (conocedor del género, realizador Crímenes de familia y La Ira de Dios, que ya dirigió a Furriel en El Patrón: radiografía de un crimen y en El hijo), este drama filmado en 2023 se desarrolla en los nevados paisajes de San Martín de los Andes, que sin dudas hacen su gran aporte a la atmósfera de la película. Y es que el film se apoya en ellos para resaltar lo inhóspito, lo gélido, lo sórdido, también de la trama; algo que puede conectar con otros títulos del estilo, como El aura (Bielinsky) y Nieve negra (Hodara).
En líneas generales, la historia (de casi una hora y media) anclada en los años “90 gira en torno a Octavio (Furriel), un guía de caza de la Patagonia que trabaja en la gran estancia de Klaus, un terrateniente que es como su padre, que tiene un coto de caza para turistas. Un día Sofía, de 14 años, sobrina de Octavio, aparece muerta. Su novio Julio y su amigo Max, hijo de Klaus, estuvieron con ella, pero nadie sabe nada. Un misterio a develar y un pueblo sacudido por el drama, donde ya nada será igual. Será su madre (Villamil) y especialmente Octavio quienes se sumergirán en la búsqueda de la verdad y del culpable en un invernal territorio que empieza a transformarse en un laberinto, porque esa búsqueda significará ir sacando a la luz algunos inquietantes secretos, muy inconvenientes para algunos.
Para Furriel, uno de los grandes atractivos del Una muerte silenciosa es que efectivamente cumple con el género, tal como manifestó a Página 12: “Uno quiere saber y juega a la hipótesis de quién mató a la víctima de la película’. Material para jugar hipótesis tiene de sobra y lo ratificó el mismo director.
“Son todos personajes muy complejos, que tienen secretos oscuros, nadie es inocente cuando todos ocultan algo y desconfían de todos. A piensa que fue B, B piensa que fue C, y C piensa que fue A. Eso es lo que hace muy interesante la intriga de este thriller, cualquiera pudo haber sido. Y cada uno tiene su propia teoría, eso genera algo muy atractivo en el desarrollo de la película’, explicó Schindel a Escribiendo cine, donde agregó que él fue más allá de las formas. “A mí me encanta el género de thriller, policial o de juicios que, en realidad, es una cáscara, una forma de enganchar al espectador desde un misterio que resolver, para contar lo verdaderamente importante, que son los dramas humanos y las tragedias con las que todos convivimos cotidianamente. Están en nuestra vida, solo que en el cine están exacerbadas y nos invitan a pensar y a reflexionar’, sumó en declaraciones al mismo medio.