Israel mató al líder de Hezbolláh, Sayed Hasán Nasralá, en un potente ataque aéreo en Beirut, capital del Líbano, asestando un duro golpe al grupo respaldado por Irán, que se tambalea por la escalada de ataques israelíes. El ejército israelí dijo que eliminó a Nasralá en el ataque contra el cuartel general del comando central del grupo en Beirut. Hezbolláh confirmó su muerte, sin precisar cómo ocurrió. Su muerte no sólo supone un duro golpe para Hezbolláh sino también para Irán, que pierde a un influyente aliado que contribuyó a convertir a Hezbolláh en el eje de la constelación de grupos aliados de Teherán en el mundo árabe.
El presidente de EEUU, Joe Biden, calificó el asesinato como una “medida de justicia” para sus numerosas víctimas y afirmó que Washington apoya plenamente el derecho de Israel a defenderse.