Si el empleado público jubilado José Ricardo Ripoll (69) pensó que podría imponer su versión de que jamás tocó a una vecinita (entre los 9 o 10 años y hasta que cumplió 12), las pruebas que se producen en el juicio que le sigue el juez Miguel Dávila Saffe en la Sala I de la Cámara Penal parecen instalar la versión contraria. La propia denunciante, una hermana, sus padres, una psicóloga y una trabajadora social ya atestiguaron y el balance de esos relatos no favoreció al imputado, actualmente con prisión preventiva domiciliaria.
Así, la propia víctima, entre lágrimas, aportó detalles estremecedores de los ataques sexuales que sufrió a manos de ese hombre. Y de sus graves consecuencias, como los atentados contra su propia vida, sus trastornos alimenticios, sus pesadillas y un abanico de problemas que la afectaron profundamente.
Justamente sus padres, una hermana y una psicóloga dieron fe de al menos dos de esos intentos de suicidio que perpetró a partir de los 15 años, el último de los cuales llevó a internarla durante un mes en el hospital Rawson, dijeron fuentes judiciales.
Los serios problemas de salud del padre de esa chica (sobrevinieron luego de que se enterara) y todo el trastorno que sufrió la familia a causa del estado en que la veían, parecieron también prueba relevante para acreditar el grave daño en la salud mental que, según Fiscalía, sufrió la denunciante.
Es más, una de las psicólogas que la abordó atestiguó que desde lo gestual y el propio relato de la niña, no le dejaron dudas de que no mentía y que había atravesado graves experiencias de tono sexual.
Y una trabajadora social que entrevistó a los vecinos también declaró que la imagen y el concepto de Ripoll como vecino no era el mejor, por su perfil conflictivo.
Abuso sexual con acceso carnal agravado por el grave daño en la salud mental de la víctima, abuso sexual gravemente ultrajante y exhibiciones obscenas son los delitos que la fiscal Silvina Gerarduzzi buscará sostener al cabo del juicio. El defensor, Jorge Olivera Legleu, intentará atenuar responsabilidad o desligar a su cliente de esas maniobras, que amenazan con acarrearle al jubilado penas de por lo menos 8 años de cárcel.