Otra vez terminó 0-0. Esta vez fue ante Rosario Central, un rival de categoría que llegaba con buenos antecedentes por haber ganado en las dos primeras fechas. San Martín sigue acomodándose a la categoría de honor del fútbol argentino pero, pasadas tres fechas, tiene un item en su debe: No ha marcado goles. Por ahora el tema no es preocupante pero a medida que vayan pasando las fechas puede que ese déficit empiece a sentirlo.
El visitante arrancó mejor. Fue más frontal que el Verdinegro. Y eso lo llevó a contar con más y mejores chances para abrir el tablero. El cerrojo defensivo que montó Antuña casi que no tuvo fisuras. Tuvo enfrente a jugadores capaces de desequilibrar, caso especial Malcorra y Campaz, pero se las aguantó. El propio Malcorra tiró una muy alta en el inicio y Duarte dio un tiro en el travesaño, aunque Copetti estaba en offside, promediando la etapa. Fueron las más claras de Central. Y el Verdinegro contó con una chance sobre el final cabeceando desviado. Fue una etapa dura. Por el calor (tres veces se paró el partido para que se refrescaran) y el campo de juego no ayudó.
En el complemento mejoró ostensiblemente San Martín. Peleó más en el mediocampo y, pelota parada mediante, preocupó a los rosarinos. El partido quedó a manos de cualquiera de los dos. Los cambios le funcionaron mejor al Verdinegro. El ingreso de Iacobellis y Cavallaro, en caso especial el segundo, le dio aire al local y mejores ideas. Igual, la visita casi se pone arriba pero el bueno de Borgogno (la figura del partido) le tapó un tiro de gol a Copetti, luego de una contra furiosa de Central.
Terminaron 0-0. Central jugó mejor en el primer tiempo. San Martín lo hizo en el complemento. Fue justicia. San Martín sigue en mejoría pero todavía le falta gol.