Mientras River jugó con la cabeza puesta en el regreso de Gallardo, el gran protagonista del 0-0 frente a Unión en Santa Fe fue el arquero del Tatengue, Thiago Cardozo. De todos modos, el equipo de Núñez cortó la racha negativa de dos derrotas al hilo como visitante y volvió a sumar.
Si bien el River dirigido por el DT interino Marcelo Escudero no desarrolló un juego avasallante ni lúcido a pesar de tener el 65% de posesión, generó situaciones netas de gol. Que las chances más claras de River hayan sido dos cabezazos de González Pirez y un remate al travesaño del mismo defensor luego de un rebote en un corner es una descripción de que la generación de juego ofensivo de River fue desprolija y esporádica.
Mastantuono fue el revulsivo de River. El único jugador que aceleró y gambeteó para romper líneas y hasta se retrasó cerca del círculo central para iniciar los ataques. Porque Simón entregó la bola con precisión y criterio pero sin ser punzante. Porque Aliendro sorprendió con su rotación natural para aparecer por el sector derecho aunque sin penetrar en el área. Porque Kranevitter sigue con un par de marchas menos que el resto. Y porque Solari se chocó a los defensores de Unión en vez de eludirlos y Borja estuvo menos inspirado que en el resto del año y sintió un par de molestias físicas. En defensa no se notó el momento de transición porque se repitieron las falencias crónicas, con los laterales Casco-Enzo Díaz desbordados y los zagueros Pirez-Paulo Díaz diatraídos por la pelota en lugar de estar enfocados en los receptores de los centros.
La mitad del vaso lleno del 0-0 de River en Santa Fe, en los días más agitados del club en la última década, fue el valor del resultado frente a un rival que tenía la oportunidad de quedar como único líder con una victoria en su casa.