En los últimos años, tanto el país como la provincia, han afrontado diversos fenómenos naturales que además de los daños y pérdidas materiales ocasionaron pérdidas cuantiosas en distintos sectores de la producción. Para el 2025 la situación se presenta similar o, según la opinión de algunos especialistas, un poco más grave por las propias contingencias climáticas, lo que hará que haya que tomar más precauciones o medidas preventivas para evitar que estos fenómenos tengan una incidencia mayor en las distintas jurisdicciones.

A nivel provincial, las fuertes tormentas con caída de piedra y granizo junto a los incendios forestales productos de la sequía fueron los hechos más graves que se suscitaron, provocando daños en la producción y pérdidas cuantiosas en la flora y fauna autóctona, como también de algunos recursos materiales de las zonas rurales. Tampoco hay que dejar de lado la incidencia que en la provincia tienen los fuertes vientos, especialmente el Zonda, que antes era exclusivo de los meses de agosto y septiembre y ahora corre en cualquier momento evidenciando que se está afrontando un cambio de los patrones climáticos que rigieron en la provincia desde antaño.

La zona productiva por excelencia de los valles de Tulum, Ullum y Zonda tuvo algunos inconvenientes con las contingencias climáticas, mientras que el departamento Valle Fértil fue uno de los más afectados por una sequía que se fue agravando paulatinamente y ha llegado a niveles históricos provocando, además de una sensible disminución de su producción agrícola ganadera, los temibles incendios forestales.

Para el 2025 está pronosticado que los fenómenos naturales seguirán manifestándose en distintos puntos de la provincia con cierta rigurosidad, por lo que lo más conveniente será estar preparados para afrontarlos. En el aspecto productivo, que es uno de los que más preocupan, hay que avanzar con distintas medidas preventivas, buscando proteger los cultivos y luego recurriendo a industrializar la mayor cantidad de frutas y hortalizas como un forma de aprovechar los productos que puedan llegar a ser afectados por los fenómenos naturales. Hay productos que por más que resulten dañados por la lluvia o la caída de piedra, debidamente industrializados pueden ser aprovechados sin mayores problemas.

En cuanto a los incendios forestales y la acción de los fuertes vientos hay que seguir trabajando para tener conformados los cuerpos de bomberos en los departamentos más proclives a estas catástrofes. Los bomberos voluntarios son una alternativa para acudir de inmediato a incendios que comienzan a propagarse, pero lo ideal es contar con una dotación de bomberos dependientes de la Policía de la provincia en cada jurisdicción, como quedó demostrado en ocasión del grave incendio que se originó hasta más de un mes en el departamento Iglesia y que ocasionó numerosas pérdidas materiales debido a la demora en llegar de los bomberos con asiento en Jáchal.

Defensa Civil y todos los organismos oficiales o privados vinculados a la prevención de daños de fenómenos naturales deberán tener en cuenta que este año puede presentarse muy conflictivo y que hay que estar preparados para actuar en consecuencia.