Gabriel Cartañá es Licenciado en Psicología Clínica, Perito Forense del Poder Judicial y docente universitario. Sin embargo, amplía sus influencias al escribir tres unipersonales para teatro: ‘Cuando la terapia no alcanza’, ‘Cuando lo simple se hace difícil’, ‘Qué digo cuando te digo Te amo’, faceta que complementa su presente como columnista, colaborando para radio y para televisión. En ese tren presentará en San Juan “Las cinco vidas que vivimos: ¿Azar o decisión?’. Con un estilo frontal, claro, con ejercicios, con participación interactiva, relatos y consignas lúdicas, el profesional busca que el encuentro con la platea se convierta en una experiencia de autodescubrimiento. En diálogo con DIARIO DE CUYO, Cartañá habló sobre su propuesta y de cómo se volvió efectiva su proyección en medios de comunicación y en redes sociales.

– ¿Fue positivo saltar del consultorio al teatro, como un espectáculo?
– Para darle un adjetivo, lo que voy a hacer en San Juan no es un espectáculo. No es un show y tampoco lo llamaría una obra de teatro. Menos una charla TED (Tecnología, Entretenimiento y Diseño). No soy actor, pero lo que hago sí es interactivo. La palabra que más representa esto sería la de ‘Encuentro’. Trato de que principio a fin este encuentro sea lo más interactivo posible. Es un ejercicio entre el público y yo en el escenario, que de hecho jugamos en un encuentro junto con él.

– ¿Sobre cuáles conceptos y tópicos hablan estas cinco vidas que cualquier persona puede llevar?
– Este encuentro tiene tres objetivos fundamentales. Primero, si nuestra personalidad es el resultado de las buenas o malas decisiones que hemos tomado en nuestras cinco vidas, o la buena o mala suerte que hemos tenido. Busco al menos, responder esa pregunta. Segundo, se pueden vivir hasta cinco vidas distintas si se alcanza una plenitud en la vejez. El tercer objetivo es que se den cuenta qué vida está llevando el ser que se tiene al lado. No me refiero al lado en la butaca, sino quien lo acompaña en su vida; puede ser una pareja, un abuelo, tío, hijo, un sobrino. Muchas veces no logramos congeniar con el otro y tenemos conflictos con otras personas porque, por error, les pedimos que cumplan con los objetivos de nuestras vidas y quizás no tienen nada que ver con los suyos. Cuando entendamos eso, empatizaremos mejor y en consecuencia nos llevaremos mejor también con la otra persona.

– En tiempos de vértigo que impone la vida moderna ¿Transmitir la psicología desde los medios y desde el teatro le ha servido para extender su mensaje?
– Es más cuantitativo que cualitativo. Lo que hablo en mi consultorio le llega a una persona. En un teatro puedo llegar con la misma palabra a 500 y en una red social, a más de 100 mil. Pero con que tan solo 15 encuentren respuestas a lo que buscan, quiere decir que sumé algo bueno para ellos.

– ¿Hoy medios y redes se vuelven fundamentales como instrumentos para contar estas ideas?
– Sí, es un ida y vuelta. El problema que existe es que en las redes y en los medios masivos hay algunas cosas buenas y muchas cosas malas. Se confunde mucho. La semana pasada subí un video sobre cómo diagnosticar si tenés un gato, pero era un chiste. Lo increíble es que mucha gente escribió creyendo que sí se puede dialogar con un gato. Me di cuenta que son muchos los que tiran contenidos tan absurdos en las redes que ya no se puede saber qué es cierto y qué no. Ya cualquiera puede salir en Tik Tok diciendo que con una piedrita mágica te curas el cáncer.

– ¿Eso habla de una necesidad de la gente de creer y también que abundan los que se aprovechan de eso?
– Sí claro, aparecen muchos chantas, muchos estafadores y ahora se le suma la inteligencia artificial. El gran riesgo es que la IA no reemplazará a los profesionales, sino que los inescrupulosos que no son profesionales la van a usar para hacerse pasar por psicólogos. Eso es muy peligroso.

– ¿Cuáles son las consultas que más se repiten en sus encuentros?
– Hay de todo, gente que busca madurar y hace preguntas; otros que solo esperan que les den todo masticado y digerido sin hacer un mínimo esfuerzo de búsqueda. Pero lo que más preguntan es sobre el adecuado manejo de las emociones. Creo que es lo que menos aprendimos hasta ahora y que nos hace meter en muchos berenjenales, que nos hacen terminar en terapia. Gran parte de la psicología no ha enseñado bien sobre cómo manejar correctamente las emociones, hay una responsabilidad grande en nosotros en no haber dado la explicación correcta. Es uno de los temas que planteo en el encuentro.

– ¿Es fácil poner ciertos límites para no caer en lugares comunes o frivolidades propias de un show?
– Depende de las expectativas de la gente. Lo que pretendo es que haya un momento reflexivo y que la gente se vaya después de la función pensando en sí misma y en la realidad desde una perspectiva distinta. Si alguien va creyendo que va a ver un show de stand up, le informaron mal. Esto no quiere decir que solamente sea un encuentro serio, al contrario, trato de hacerlo descontracturado y con muchos chistes. Pero no hay que perder el horizonte. Trato invitar a pensar.

– ¿Ve que hay una gran insatisfacción en la vida moderna y que todo el tiempo hay que ocupar un vacío?
– Sí y la gente trata de llenar ese vacío con banalidades. Y tenemos ahora más opciones para eso que antes. Hay muchos distractores que obstruyen buscar aquello que es más profundo, real y trascendental. Por eso, en vez de leer un buen libro, me pongo en el sillón a ver un reality, que en teoría es ‘más entretenido, lindo y pasatista’, donde gasto menos esfuerzo mental en reflexionar. Hay muchos que compran eso, sí.

– ¿Cree que la exposición mediática lo ha convertido en influencer o en una suerte de gurú de la vida?
– No, hago lo que hacía en mis clases de la facultad y lo mismo en el consultorio. Quiero educar con los conceptos de la psicología de la manera más comprensible posible. Sea en el aula, en un teatro o en Internet, mantengo el mismo criterio.

DATO
Gabriel Cartañá. ‘Las cinco vidas que vivimos: ¿Azar o decisión?’. Jueves 17 de octubre a las 21 hs en Sala Z (Pedro Echagüe 451 oeste). Entradas: $14.000. Anticipadas en boletería y en Passline.