En la pasada temporada de verano de Mar del Plata, El Beso fue una de las obras más taquilleras, obtuvo el premio Estrella de Mar a Mejor Comedia y siguió su éxito en la porteña calle Corrientes. Ahora, de la mano de un periplo que se inició a fin de julio, la galardonada propuesta arribará a la provincia para presentarse mañana a las 22 hs, en el Teatro Sarmiento. Como una de sus protagonistas junto a Luciano Castro, Luciano Cáceres y Monna Antonópulos, Mercedes Funes dialogó con DIARIO DE CUYO sobre la obra y su trabajo ante la ausencia de ficción en la pantalla chica nacional.
“Estamos girando por todos lados, muchas plazas en distintas partes del país y también en Gran Buenos Aires y por fin llegaremos a San Juan, es la primera vez que voy para allá’, dijo la actriz acerca de esta obra que bajará telón a fin de año, cuando cada uno asumirá distintos compromisos.
– ¿Cuál es el planteo central del libro?
– El Beso es una comedia que principalmente pretende contar en qué lugares absurdos se pueden ubicar los vínculos. Se trata de dos matrimonios que se juntan siempre a festejar Año Nuevo y en uno de esos festejos los dos hombres se besan. Trata sobre lo insólito y lo inesperado, ahí está la magia.
– ¿Hay momentos para identificarse?
– El humor siempre tiene que ver con la identificación, uno se ríe de lo que conoce ya sea por uno mismo o porque lo ha visto en otro. A lo mejor el humor nos permite reírnos de cosas de las que quizás no nos reiríamos en la vida normal, o sea, si te engañan, si te dejan, si engañás o si tu pareja te decepciona o lo que fuera.
– ¿Cómo te llegó la propuesta?
– De la mano de Luciano, que es un amigo y compañero. Ya habíamos trabajado en El primero de nosotros y junto con Faroni, que es el productor, ambos me convocaron para que forme parte. Dije que sí enseguida porque era trabajar con él, Luciano Cáceres y Mónica Antonópulos, que tomó el rol de Jorgelina Aruzzi en la primera instancia del verano.
– ¿Qué es lo que te atrajo?
– Que es una producción argentina que no estaba estrenada. Me sedujo trabajar en una comedia donde podíamos poner nuestra impronta. El director es Nelson Valente quien también es su autor y fue muy generoso con nosotros.
– ¿Qué hay de Mercedes en tu papel?
– Mi personaje es muy opuesto a mí, es una manipuladora que se aprovecha de todo y de todos. Es esa persona que no hace nada, que se vale del “¡Ay, me duele esto!’ “¡Ay, me duele lo otro!’ para tener a todos a su alrededor, pero pude trabajar desde la observación porque todos conocimos a alguien así.
– Además de El Beso ¿En qué otros proyectos estás?
– Estoy empezando a generar. A finales de año ya voy a estar embarcada en otros proyectos que todavía no tienen una forma específica, así que por lo tanto los dejo guardaditos.
– ¿Te das licencia de elegir a los personajes? En tus últimas novelas saltaste de una hermana villana en ATAV a una sumisa esposa que toma el control de su vida en El primero de nosotros
– ¡Qué hermana! No era ni mala ni buena, era humana y eso es lo que generó empatía. También había algo muy gracioso que era la impunidad del personaje. Alicia hizo cosas tremendas, pero fue querible. Son fenómenos, qué sé yo… A mí me gusta poder tener ese permiso de jugar, mi profesión es esto, yo soy actriz desde que era una niña de 12 años. Es lo que hice siempre, estudiando teatro en paralelo con la escuela. La actuación es parte de mí, es una manera de vivir y no puedo estar lejos tanto tiempo.
– ¿Y cómo es hoy tu trabajo en medio de una crisis de la ficción en la TV abierta?
– Es muy particular. Estábamos acostumbrados a llevar teatro y tele a la vez, pero es un momento de cambio. Soy optimista. Nos tocó transitar el cambio y seguramente muchos no podremos encontrarle la vuelta y adaptarnos a esta nueva forma porque no es que la gente no consuma ficción, la gente consume más que antes y mira por plataformas 400 series de distintos canales. El tema es que no existe más la televisión popular y no sólo eso, sino que había algo que tenía que ver con lo que pasa con los programas de aire que los mirábamos todos al mismo tiempo y después salíamos a hablar de eso en la oficina, en el supermercado… Hoy “las nuevas novelas’, son los conflictos de la gente que habla en los programas de espectáculos y el espectador expresa su opinión a través de las redes. La televisión ya no tiene espacio para la ficción. Es muy triste porque hay generaciones de personas que no tienen tantas ganas de ingresar en una plataforma y se quedó un poco afuera.
– ¿Será porque se trata de saciar a una nueva generación?
– Hay toda una nueva generación que no sabe ni lo que es un televisor. Si miran, lo hacen a través de las redes. Por eso te digo que atravesamos un momento de transición y no hay que patalear porque es real. Son los tiempos que corren. Es un momento de reestructuración de la televisión abierta que se transformó, para mí, en una especie de foro popular, no más que eso.
– Hoy la única ficción en TV es Margarita…
– Le deseo que le vaya muy bien porque hay actorazos y aparte sostiene un espacio de resistencia, lo que me parece muy loable.
– ¿Se puede dar vuelta el tablero para la ficción en televisión?
– Creo que no. No hay competencia con las plataformas que te brindan lo que querés a demanda, cuando querés, hasta donde querés.
– ¿Cuál es el lugar que ocupa el teatro frente a esto?
– El teatro es irreemplazable como experiencia en vivo, por eso, pienso que por ahora no se encontrará otro espacio, porque si lo comparás con el cine es otro medio que también perdió mucho porque la gente elige mirar películas en streaming. A los que quieren ser actores, les diría que estudien teatro y se formen porque después pueden ser su propio medio.
– ¿Te referís a las redes como tarjeta de presentación?
– Exacto. Te hacés conocido ahí y podés acceder al medio, lo cual por otro lado está bueno porque se pluralizó el oficio, pero hay otro punto donde todo termina siendo tendencioso como todo aquello que es monetizable.
DATO
La obra subirá a escena mañana a las 22 hs. en el Teatro Sarmiento. Entradas $23500, 24500 y 25000, online en entradaweb.com.ar y en boletería.