La impunidad en el violento ataque sexual contra un niño, cuando tenía 3 años, parece una sombra que se agiganta cada vez más en la causa que se inició para dar con la persona que lo violó aquella tarde del 6 de marzo de 2022, en Chimbas. En la causa hubo dos sospechosos: el “padre” del niño y un chico, que tenía 16 años y fue visto por la madre de la víctima cuando aparecía detrás de unos cañaverales con el niño como revolcado en la tierra. La mujer supo del ataque sexual instantes después, cuando llegó a su casa y revisó al nene porque se quejaba. El jovencito se convirtió entonces en el sospechoso número 1 y su familia hasta tuvo que mudarse a La Rioja, porque fueron apedreados y amenazados con quemarlos con casa y todo. La mira de la pesquisa cambió cuando los peritos encontraron restos de semen en la zona del elástico de la cintura del pantalón que tenía puesto aquel día la criatura.

Un cotejo de ADN con el adolescente y personas del círculo íntimo del niño obligó a cambiar el rumbo y la sede de la investigación, que pasó de la Justicia de la Niñez a una fiscalía del Anivi. Fue así porque dio negativo el cotejo con el jovencito, pero sorpresivamente dio positivo con su “papá” panadero y, además, reveló otro dato que más de uno no esperaba: el nene no era hijo de ese hombre.

La llave esclarecedora del caso pareció estar siempre en la versión del niño, pero múltiples consultas con psicólogos arrojaron esa vez que no era viable obtener algún dato del chico por sus notorias dificultades para expresarse.

Dos años después, el fiscal Duilio Ejarque volvió a la carga con un pedido para que el menor declarase ante los psicólogos, algo que se esperaba con mucha expectativa, pues el chico ya tiene 5 años.

Pero los resultados de la entrevista fueron desalentadores. Según fuentes judiciales, el menor favoreció a su “padre” sin contar nada traumático de su convivencia con él, pues aludió a los panchos y otras cosas que comían. Y tampoco mencionó la violación como de los acontecimientos traumáticos de su corta vida, pues señaló un golpe en la frente con un vidrio y el hecho de que otro niño le torció la mano como dos de los episodios violentos que recordaba. Ergo, tampoco mencionó a ningún agresor sexual.

Esa declaración del menor más el hecho de que su madre dijera que aquel 6 de marzo estuvo toda la mañana con el “padre” de su hijo y que ese hombre acostumbraba a limpiarse con la ropa que ella dejaba en el cesto de prendas sucias cuando tenían relaciones, desvaneció las sospechas contra el panadero.

Al punto de que, ahora, el fiscal Duilio Ejarque pidió que ese hombre sea desligado para siempre con un sobreseimiento. Así, el caso parece enfilar hacia la impunidad definitiva.