De mayor a menor. De la lucidez a la confusión, de la ilusión a la decepción. Así fue el viaje de 95 minutos que vivió San Martín ante su gente. Es que cuando parecía tener todo para ganarlo, terminó empatando sin goles con Agropecuario de Carlos Casares, en un resultado que de positivo solamente le confirmó que ya el segundo puesto es suyo en la Zona A, mirando a lo que ya parece ser su futuro que es el Reducido por el segundo ascenso. Fue una tarde de sensaciones encontradas. Es que en el primer tiempo, San Martín pareció ser el San Martín que fue líder por muchas fechas, que arrollaba rivales en San Juan. Le generó no menos de cinco chances netas a Agropecuario en los primeros 30′. López García tuvo tres claras pero no acertó. Y claro, llegaron esos últimos diez minutos de la primera parte para que se desmoranara todo. Primero, con el penal a Casas que luego de una pelea absurda con el propio Casas y Fernández, Funez ganó la parada pero eligió suficiencia exagerada para rematar. Se la regaló a Salort y le metió un mazazo a todo Concepción. Se sacudió el Verdinegro y en el filo del primer tiempo, llegó otro penal y otra amargura. Lo bajaron a López García y esta vez, Tomás Fernández le pegó raro, cruzado y Salort se lo contuvo. Un golpe más del que San Martín no pudo recuperarse. Incluso con el cambio que Antuña decidió en castigo en el entretiempo sacando de la cancha a Funez.
Y claro, ya San Martín no tuvo lucidez. Le sobró actitud, le sobraron ganas pero empezó a chocar contra el cerco defensivo de Agropecuario pero, fundamentalmente, con sus propias limitaciones. Se hizo repetido, monótono. Inofensivo. Buscó siempre igual, generó llegadas pero no ataques. El entrenador sanjuanino decidió una batería de cambios y poco pudo cambiar más allá de las energías que le metieron Avaro y Montagna. Y claro, fue un monólogo aburrido de San Martín que pasó un par de sustos grandes cuando Melo quedó solito ante Borgogno y casi enmudece al Pueblo Viejo, de no haber mediado la excelente respuesta del arquero sanjuanino. En el tramo final, San Martín ya fue desesperación. Todos arriba, todos al ataque. Centros y más centros hasta que llegó el suspenso con un cabezazo que dio en el travesaño y luego, un rebote provedencial. Así se terminó la historia para un San Martín que terminó aturdido y en deuda.
Un final más que caliente