Los números, no mienten. Las estadísticas respaldan cualquier idea, cualquier proyecto y en este presente perfecto para el Atlético San Martín el nuevo triunfo de visitante lo consolidó como líder de la Zona A, sustentando un momento que no es casual porque metió su quinta victoria consecutiva, su décimo partido sin derrotas y su cuarto juego sin recibir goles. El 1-0 sobre Tristán Suárez por la fecha 17, obra de Alejandro Molina, puso a San Martín arriba de todos, con la presión de los que persiguen de no aflojar el paso casi en el ecuador de la temporada, sabiendo que queda mucho por jugar, pero que ya se puede sentar a la mesa de los candidatos de verdad. Que tiene plantel corto, es cierto. Que necesita reforzarlo también, pero tendrá tiempo hasta el 25 de junio para utilizar los cupos, aunque eso, ahora sea otra historia.

Hoy el presente es perfecto. Con una fórmula simple, efectiva sobre todo y la actitud de todo un grupo que se terminó de convencer de que puede, San Martín camina a paso firme. Eso lo consolida, lo hace respetar. Ante Tristán Suárez, en el reencuentro con el exentrenador Pancho Martínez, el Verdinegro no fue otro distinto a lo que vino proponiendo. En la primera parte, la presión del local llevó a un par de intervenciones de Borgogno que respondió con absoluta seguridad. San Martín apenas pudo inquietar con un remate de López García que se fue cerca. Pero en el complemento, se decidió a buscarlo. Se adelantó un poco más y empezó a encontrarse con el juego. Tomás Fernández, Sebastián González y Maxi Gutiérrez tuvieron más sociedades y con el ingreso de Fede González arriba, ya San Martín fue más profundo. Iban 35′ de esta segunda parte cuando llegó el tiro libre del Pulpito al primer palo y ahí, apareció el incansable Ale Molina para vencer a Mendive y poner a San Martín arriba. Un premio para lo que había intentado, sin que le sobraran demasiados argumentos en un partido duro, trabado, en una cancha reducida y con mucho roce propuesto por el Lechero.

Ataque. Fernández ya ganó ante su marca. San Martín volvió a festejar afuera.

Schiapparelli decidió cambios, se rearmó en perfil defensivo y dejó que el peso del partido lo llevara Tristán Suárez, que, sin demasiadas luces, vio resignado el paso del puntero por su cancha. Quedó poco tiempo, pero el necesario para que San Martín terminara de cerrar una tarde patria llena de satisfacciones. Es que los números, no mienten y las casualidades no existen en el fútbol.