Cuando la bala perforó el abdomen de la pequeña Milagros, de apenas 10 años, sus minutos quedaron contados. El plomo calibre 22 largo atravesó su estómago, su hígado, una parte de su intestino y se alojó en la última vértebra en la zona de la cadera. Desesperado, uno de sus tres hermanos mayores, un jovencito, salió con ella en brazos y recorrió dos cuadras hasta la calle Necochea, a la salida del barrio Constitución, en Santa Lucía. Instantes después arribó al lugar una ambulancia equipada para situaciones complejas, pero no hubo caso. La nena no se salvó y fue en ese instante, sobre las 2 de ayer, que se generó una situación confusa y violenta, porque los policías de la seccional 29na apresaron al joven, que se defendió a las piñas y fue a parar a un patrullero, pero desde allí escapó luego de romper un vidrio hasta que nuevamente fue capturado. Entonces echó algo de luz a la confusa situación: ‘Fue el Tello, fue el Tello’, reiteró, luego de aclarar que era hermano de la nena. Instantes después, los mismos policías cayeron a la casa del padre de Ezequiel Leonardo Tello (31 años, alias ‘Bruja’), quien no se opuso a que lo buscaran: ‘Ahí está en el fondo, no sé lo que habrá hecho’, dijo el hombre. Y en el fondo encontraron a Tello, y también el revólver calibre 22 que negó tener en su poder. Estaba debajo de un árbol con una vaina servida, junto a una caja plástica donde hubo 22 balas.
La novedad del crimen provocó un revuelo en el barrio y el arribo inmediato de un equipo de la UFI de Delitos Especiales, dirigidos por el fiscal coordinador, Francisco Micheltorena, los ayudantes fiscales Emiliano Pugliese y Agostina Ventimiglia, el comisario general Angel González y el subcomisario Maximiliano Molina (de Homicidios).
Entre poco después de las 2 de ayer y hasta las 8, los pesquisas supieron que no era la primera vez que Tello salía a efectuar disparos en la calle cuando estaba en la casa de su pareja, madre de la víctima. Que muchos vecinos lo odian, literalmente, porque además de los tiros, habitualmente enfrenta a mujeres y golpea a los menores (‘es un maricón. La nena era un amor, lástima la vida de mierda que le daban’, dijo una de las vecinas). Que probablemente la nena hubiera recibido el disparo número 22 en el interior de la casa, porque en la calle y en una acequia, encontraron las otras 21 vainas servidas.
También supieron que el sujeto registra numerosas caídas en la policía y una única condena de 2 meses en suspenso por tentativa de hurto, que aplicaron en Flagrancia en 2019, indicaron fuentes judiciales.
Ayer, esperaban contar con el resultado de los análisis en Tello, para confirmar algo que los vecinos dan por descontado: que el sospechoso estaba bajo los efectos del alcohol y las drogas.
De todos modos, no creen que eso influya en el delito que podrían atribuirle: homicidio agravado por el uso de un arma de fuego (se eleva en la pena), una teoría que excluye un crimen por accidente.