Para nadie es ajeno que Calingasta se ha convertido en un valle de privilegio para la elaboración de vinos, gracias a que cuenta con un terroir que da características únicas a sus vides. Además, los productores y elaboradores han puesto en valor a las vides que se originaron a lo largo de años de historia vitivinícola en la región, derivadas de cruces naturales entre las traídas por los españoles durante la conquista y la colonia (las dos cepas fundamentales de la viticultura en Latinoamérica son Listan Prieto y Moscatel de Alejandría). Sobre ellas pesa un significado social y simbólico muy fuerte que será preservado como un tesoro en parte de la Reserva Barreal Blanco donde se ha dispuesto de un lugar para ese fin.

Por ahora son alrededor de unos 50 plantines que sobrevivieron de los primeros barbechos que comenzaron a ejecutarse para conservar las variedades criollas; Cereza; Criolla Grande; Chica criolla; Moscatel Rosado; Moscatel Amarillo y las tres variedades de Torrontés (Mendocino, Sanjuanino y Riojano), y este año saldrá una segunda tanda mientras se realizan las pruebas necesarias junto a los expertos.

Todas provienen de las viñas ubicadas en el arcilloso suelo del Paraje Hilario, más precisamente de la Finca Pastorelli, que fueron implantadas en el lugar a partir de 1920. En este caso la colección de cepas tiene su origen en 1950.

Por supuesto que para lograr este objetivo, primero fue necesario gestionar la aprobación de la Secretaría de Ambiente de la provincia y la Dirección de Conservación y Áreas Naturales Protegidas, ya que se trata de una Reserva Privada, coordinada por Sebastián Marasco. Participó, además, la Estación Experimental del INTA Barreal, y productores locales de vino que basan su desarrollo en cosechas de cepas patrimoniales.

A la par designaron la parcela donde crecerán los espalderos, sistema de conducción que permite resguardarlas de las fuertes radiaciones solares teniendo en cuenta que se encuentran a una altitud de 2.100 msnm El espacio lindo con el refugio de la reserva, justo en un claro donde además ya se hicieron plantaciones de alfalfa y se probó el sistema de riego.

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> El camino andado
Todo comenzó con una idea de Sebastián Marasco, responsable de la Reserva, a la que luego se sumó la familia Pastorelli propietarios de la finca ubicada en Hilario, cuyas viñas cuentan en su haber con unos cien años y otras un poco menos. Precisamente es en esa zona donde se encuentran las cepas más antiguas registradas en el Valle de Calingasta, según los científicos del INTA.

“Que aún permanecerán en pie es gracias a la sabiduría de la gente que cuidó las fincas más antiguas y cumplió tareas en esos establecimientos. Esa visionaria decisión por parte de los productores, de mantener sus parrales y sus antiguas plantas alejándose de los mandatos de la moda vitivinícola, luego se vio reforzada por tareas del INTA y de productores vinícolas, deseosos de generar un producto único, con el foco puesto en transmitir la identidad local de su origen. Así lograron diferenciarse de las restantes propuestas comerciales’, dice Marasco.

Esta mirada puesta en las uvas criollas que son las primeras que habitaron estas tierras, se ha convertido en un verdadero valor para los jóvenes productores de la zona, que con orgullo han salido al mundo a mostrar los resultados que se obtienen, incluso utilizando técnicas ancestrales para su elaboración. Un sello distintivo que convierte a la zona en un polo diferencial de la vitivinicultura sanjuanina y argentina.

En este camino por lograr el objetivo, los Pastorelli fueron un eslabón fundamental porque allí se encuentran cepas muy antiguas en perfecto estado de conservación.

Tanto Don Franco Pastorelli como su nieto, Francisco Cruz Pastorelli, se sumaron a la partida sin dudar y compartieron el interés por generar una colección y brindar el material genético para llevarla a cabo.

“Se resguardaron debidamente restos de la poda de las plantas y parrales patrimoniales, los conservamos para que se enraícen nuevamente para luego plantarlos en la Reserva Privada Barreal Blanco, donde son regados por las aguas del Arroyo El Leoncito mediante un eficiente sistema mixto de manto y goteo’, explica Francisco Pastorelli.

Sin duda que el rol de estos agricultores fue, y es, fundamental para crear este banco genético que garantizará la permanencia de vides históricos que tan bien se adaptaron al clima generando una viticultura de montaña.

Por tratarse de una colección, dirigida estrictamente a conservar los ejemplares, se ha determinado una cantidad limitada de plantas con la única exigencia de asegurar y mantener la salud de los ejemplares, así como su identificación por origen y cepa.

Marasco reconoce que este plan comenzó en el marco de una actividad de geoturismo y yoga realizada en el 2023 en la Reserva. Allí una de las asistentes -Valen Aguerre, quien es propietaria de un emprendimiento basado en cepas criollas del Valle de Calingasta (@batallerovinos), conoció fortuitamente el viñedo que se encontró por entonces en ejecución e instaló la idea basal de que ese espacio debía ser destinado exclusivamente para las cepas criollas de la zona.

La Reserva también cuenta con un vivero de plantas nativas con las cuales se realizará un cerco protector de las viñas.
  • Sin fines de lucro
    El plan de trabajo que se está realizando en la Reserva Barreal Blanco no persigue ningún fin comercial ni económico, sólo tiene como objetivo asegurar la conservación de estos vides que tan bien se han adaptado al clima calingastino. Tanto es así que la cantidad de plantas seleccionadas está pensada para que el material genético pueda resguardarse a través del tiempo.

> Un poco de historia
Otro aspecto, nada menor, era otorgar a las plantas seleccionadas el valor histórico real. En esto la participación del INTA fue crucial porque cuenta con datos desde 1940. Sus publicaciones fueron fundamentales para conocer parte de esta historia, como por ejemplo, que distintas cepas fueron traídas en la época de la conquista desde la Península Ibérica e implantadas en valles desérticos. Así con la correr del tiempo y gracias a las características climáticas y la flora de cada región, se generaron descendencias que hoy son reconocidas formalmente por su valor patrimonial.

“El origen parent de tales descendencias es el Listán Prieto y el Moscatel de Alejandría. La diversidad de las 43 variedades patrimoniales encontradas hasta el momento refleja la amplia variabilidad de formas y calidad en los viñedos tradicionales de la Argentina y amplía el desarrollo de productos locales con identidad propia, surcados por la historia y la tradición de cada región en particular’, explican las publicaciones del INTA.

En cuanto a la finca donde se conserva este tipo de vides, hay que destacar que Franco Pastorelli, fue uno de los primeros en visionar una bodega en Calingasta, más exactamente en Sorocayense donde actualmente funciona Alta Bonanza de Los Andes.

Cuenta Don Franco Pastorelli que fue por la década del 60 que llegó a Calingasta y se encontró con los parrales olvidados -no abandonados porque alguien vivía allí-.

El los rescató, mejorando infraestructuras, alambres, surcos y limpieza. Fue trabajando en poder desarrollar la viticultura de esos parrales y hoy su nieto, demuestra orgullosamente que dan un excelente rendimiento y potencial en calidad de la uva y permite elaborar vinos en el valle calingastino, que forman parte de las cartas más importantes del mundo, en restaurantes de España y Japón.

Con la visión propia que le permitió mantener los parrales de cuyo valor hoy nadie duda, el abuelo de Francisco también hizo sostenible su actividad, plantando orégano entre las vides. “Confió también en las plantas aromáticas y las especias para mantener otro valioso trabajo tradicional del Valle de Calingasta desde más de 40 años atrás’, cuenta su nieto.

Las tareas de la Finca cuentan con la certificación del sello “Argentina Sostenible’, que destaca la mano de obra sustentable y así encuentra consonancia con los compromisos y alianzas de conservación asumidos por la Reserva Privada Barreal Blanco ante organizaciones como “Aves Argentinas’, “Fundación Azara’, “Fundación Bioandina’ y “Fundación Starlight’.