Un juez cerró la puerta a la Defensa de un fletero de 56 años, que pidió ayer anular el juicio a su cliente, acusado de manosear a su cuñada y violar a la hija de esa mujer cuando tenía 8 años. Los defensores Ivana Salas y Rodrigo Aguirre entendieron que el juez Juan Bautista Bueno (Sala II, Cámara Penal, secretaría de Patricia Katuchín) debía sancionar con una nulidad absoluta el caso, porque se había violentado el derecho de Defensa y el debido proceso al no estar presente un abogado defensor cuando la niña fue entrevistada por psicólogos. Y tampoco cuando fue abordada por esos profesionales al momento de efectuar las pericias psicológicas. En apoyo de su argumento, citaron el fallo de la Corte de Justicia del 2 de mayo del año pasado, que obligó a resolver como nulas las declaraciones de menores ante psicólogos, sin que estuvieran presentes el defensor, el fiscal y el juez del caso.
Como era de esperar, el fiscal, Daniel Galvani, se opuso. Consideró que en ambas situaciones el defensor oficial que tenía el imputado supo de esos actos con la niña y no concurrió, y tampoco planteó la nulidad.
El magistrado rechazó el planteo de la Defensa. A tono con dos decisiones similares en casos anteriores, el juez entendió que el código de procedimiento aplicado a este caso (no el empleado en el nuevo sistema acusatorio) establece que tanto la Defensa como la Parte Querellante “pueden” estar presentes en las audiencias a menores, pero no lo establece como algo obligatorio. Y por esa razón, argumentó que no se violó ningún derecho.
La Defensa anticipó ayer que insistirá en su planteo al momento de los alegatos en el juicio, pues entiende que se vulneraron derechos y garantías amparados por la Constitución Nacional.
>HECHOS
El 6 de octubre de 2020, la nena le contó a una de sus tías, entre lágrimas, lo que le hacía su tío hoy detenido. También le contó a su mamá y con mayores detalles a una psicóloga del Anivi, a la que le habló de haber sido violada y sometida a otras prácticas, incluso a ver videos pornográficos. Esa psicóloga consideró que la niña no mentía, a pesar de que un médico no detectó las lesiones que dejan esos violentos ataques sexuales. Todo pasó en una finca donde convivían ambas familias.
Fue en el trámite de esa investigación que la madre de la nena, por entonces de 36 años, declaró que a ella también la manoseó al menos en tres ocasiones y que siempre la acosaba verbalmente, invitándola a serle infiel a su pareja.
Al defenderse, el fletero no dio su versión sobre lo que dijo la nena. Sin embargo habló cuando lo interrogaron por lo que declaró la madre de esa niña y la contradijo: “(…) sí, le decía cosas verbales, nos decíamos de todo mutuamente, incluso hasta en reuniones familiares, pero nunca la toqué”, había dicho ante el juez que investigó.