Mientras se siga diciendo que los accidentes de tránsito que ocurren en la provincia se deben a diversos factores vinculados con el mal estado de las rutas o caminos, la falta de señalización, falta de alumbrado público o carencia de semáforos, no se estarán admitiendo las verdaderas causas por las que en varias zonas de San Juan se producen tantos siniestros viales. Todas las medidas de advertencia o prevención para intentar evitar colisiones graves no contribuirán a bajar los índices de siniestralidad si los conductores de los vehículos no aprenden a circular con mayor precaución y en estado óptimo, es decir sin los efectos de drogas, alcohol y otros estupefacientes que, como está comprobado, reducen la capacidad y reflejos al momento de conducir una movilidad.
En estos días se ha entablado una polémica en torno a la efectividad que ha tenido la instalación de semáforos en algunos cruces de la Ruta 40, después de un accidente de tránsito que tuvo como partícipe a una mendocina que venía en automóvil desde su provincia a la nuestra y chocó de atrás a otro vehículo que esperaba la luz verde del semáforo en el cruce de Ruta 40 y Calle 12, jurisdicción de Pocito. Claramente el problema no está ni en el semáforo, ni el cruce de ruta, ni el estado de la carpeta asfáltica, ni siquiera en el conductor que estaba parado ante el semáforo rojo. El inconveniente fue que el vehículo que venía desde Mendoza lo hacía a muy alta velocidad sin advertir la señalización horizontal y vertical dispuesta en el lugar, prestando muy poca atención en una zona semirrural de gran movimiento y sin tomar los recaudos de que se acercaba a un sector peligroso.
Otros accidentes que se han suscitado en la provincia en estos últimos tiempos han tenido en común que los conductores manejaban en estado de ebriedad, bajo los efectos del sueño, o demostrando una gran cuota de irresponsabilidad al no respetar límites de velocidad, en proximidades de zonas peligrosas, o no tener en consideración los daños que pueden ocasionar a terceros o a ellos mismos en caso de perder el control del vehículo.
Si bien, la toma de conciencia por parte de los conductores es fundamental para evitar los siniestros viales, los controles que necesariamente debe realizar la policía de tránsito deben ser más estrictos y sorpresivos, si se quiere sorprender en la vía pública a conductores que no están en condiciones de transitar. No se puede ser tan previsible con los horarios y lugares de los operativos y hay que implementarlos en sitios y franjas horarias que estén vinculadas con la movida nocturna hacia lugares bailables o clubes nocturnos, que es cuando los jóvenes y adolescentes se exceden en el consumo de alcohol. Entre las 4 y las 6 de la mañana de los fines de semana es cuando se puede observar la mayor cantidad personas circulando en condiciones inapropiadas, una situación que no se debe admitir ya que es la principal causa de los choques de automotores, que en algunos casos resultan fatales.
