Si bien en provincias como San Juan estamos acostumbrados al calor del verano, no se puede dejar de desconocer que el planeta Tierra atraviesa por una etapa en la que las temperaturas se están haciendo cada vez más extremas, ya sea que se trate del calor del verano o del frío en invierno.

Expertos en climatología y meteorología han pronosticado que este verano en el hemisferio sur habrá un clima más cálido de lo normal, con temperaturas extremas en el norte y centro del país. La propia NASA (National Aeronautics and Space Administration) que es la agencia espacial de Estados Unidos encargada de explorar el universo y proteger el planeta, ha advertido que 2024 podría ser un año aún más cálido que los anteriores. Insisten en que el aumento de la temperatura en valores extremos en el norte y centro de la Argentina es consecuencia de ‘los efectos del cambio climático”, que ha llevado a que la Tierra esté experimentando un proceso de calentamiento global que incide en sus temperaturas.

El tema es que mientras en Asia, Europa y América del Norte, a consecuencia del calor extremo que les tocó soportar el verano pasado, están tomado con gran seriedad medidas para que este fenómeno no cause la próxima temporada mayores daños en su población -como los 60.000 muertos que hubo en Europa-, en nuestro país y en la provincia en particular no se está teniendo en cuenta este fenómeno, ni a la gente que debe salir a la calle dentro de sus obligaciones habituales o trabajar expuestos al sol o las altas temperaturas. En este marco se sigue con calles deficientemente forestadas y sin lugares especiales como los centros de hidratación que han comenzado a habilitarse en lugares estratégicos de las ciudades o pueblos para asistir a la gente afectada por el calor extremo.

Como se recordará en uno de los veranos más calurosos de la historia con registros de más de 52 grados centígrados en zonas del noreste de China y de más de 48 grados en las islas meridionales italianas de Sicilia y Cerdeña, muchas personas fueron afectadas por un calor mortal que ha llevado a varios países, entre ellos Estados Unidos y Japón a tomar medidas de manera drásticas, que van desde la plantación de nuevos bosques hasta la construcción de centros de hidratación para evitar muertes o las consecuencias propias del calor intenso que se manifiesta con alteraciones que afectan al organismo humano.

Informes científicos han concluido que sin una protección del clima, en menos de 80 años unos 2.000 millones de personas -el 23% de la población global prevista para esa fecha- se verán afectadas por el calor extremo y potencialmente mortal.

Nuestra provincia debe estar preparada, tanto en su infraestructura como en sus sistemas sanitarios para un período en que el calor extremo, sumado a otros factores como el de la sequía y la disminución de las precipitaciones, ofrecerán un panorama que puede llegar a ser muy grave. Las acciones contra la sequía, como las medidas para hacer que el verde gane lugar en nuestra geografía, son las posibilidades de mejorar las condiciones ambientales y así mitigar los efectos del calentamiento global.