La versión de la víctima fue que un video para promocionar el comercio de su familia, fue lo que desató la enésima escena de celos de su pareja, Carlos Emanuel Sosa (33). Porque en esas imágenes, el joven se convenció de que uno de los empleados lucía el pantalón que una hija de su pareja le había regalado a él. Y pareció no quedar convencido a pesar de que la mujer se contactó a Brasil con su hija y desde allí la joven le negó que el pantalón fuera el mismo. Habían tomado algunas cervezas esa noche, la del pasado 4 de octubre, y se recostaron en un colchón tendido en el piso del comedor. Vestida, la mujer sintió, a eso de las 5, que su pareja se levantó y enfiló hacia la cocina. Pensó que iba por agua o a comer algo. O tal vez se marchaba, porque ya otras veces esas discusiones por celos terminaban con su partida. Pero no se fue. Volvió y con un cuchillo tipo serrucho, montó sobre la mujer, con una mano le tomó la boca y el cuello, y con la otra descargó tres puntazos que fueron a parar a la zona del cuello y la mandíbula. No hubo más porque ella comenzó a gritar, se resistió y se lo sacó de encima. Instantes después, otra hija se acercó y al ver a su mamá toda ensangrentada, increpó a Sosa: ‘¡Qué hiciste hijo de p…!’. Entonces el sujeto partió. Tiró el cuchillo en un cantero del jardín y corrió hasta el puente de Circunvalación y Paula Albarracín de Sarmiento, y desde allí se precipitó al asfalto. Recorrió en caída libre unos 6 metros y al estrellarse sufrió 6 fracturas (tres en su cadera, otras dos en un brazo y una más en el restante brazo), pero se salvó.
Lo curioso fue que en un momento de aquella violenta noche, la mujer fue a parar a una cama del hospital justo al lado de otra en la que estaba su agresor. Entonces se sacó el suero y se fue.
Ayer, el fiscal Atilio Yanardi (UFI CAVIG) le imputó a Sosa tentativa de homicidio agravado por el vínculo y por violencia de género. Y a pesar de que pidió 8 de prisión preventiva e igual plazo para investigar el caso, el juez Javier Figuerola lo dejó encerrado por 6 meses.
Ahora su abogado defensor, Milenko García, puede apelar. García se opuso a la calificación del delito y también a que su cliente quedara preso. Pidió su libertad y que lo cuiden sus padres.