Las bibliotecas populares fueron por años pilares del conocimiento y, para muchos, la única forma de acceso a la información y la literatura. Con la era digital todo cambió y debieron adaptarse a las nuevas tecnologías, aunque no caben dudas que el “el papel” sigue siendo la fuente de conocimiento a la que muchas personas acuden. Así, y contra todo pronóstico, el Triunvirato normalizador de la Unión Vecinal Barrio Foeva de Rivadavia, reflotó la Biblioteca Popular Pablo Ramón Rojas que estuvo inactiva por más de 15 ños. En pocos meses lograron reacondicionarla, recolectar más de 3 mil libros para que los vecinos del barrio y alrededores disfruten de un espacio cultural. Además allí comenzaron a dictar clases de apoyo con docentes del Municipio de Rivadavia.
Claro que como no todo es color de rosa, las últimas tormentas dejaron al descubierto que había que reparar el techo, un nuevo desafío que comienza, al igual que la compra (o donación) de mobiliario para ordenar los tomos.
Todo empezó con la asunción de las autoridades que conforman el triunvirato integrado por Silvana Castro, Carlos Leguizamón y Rosana Manrique, quienes decidieron recuperar este espacio que había sido destinado para la biblioteca pero desde hace más de una década se convirtió en un depósito.
“El primer paso fue acomodar las instalaciones, limpiarlas, desinfectarlas y dejarlas en condiciones, aunque no todos estaban de acuerdo por considerar que hay muchos textos en formato digital. No obstante yo soy muy lectora -en papel-, y consideraba que era muy útil para mucha gente del barrio. Lo logramos con gente que se sumó y colaboró”, indica Silvana Castro,
Una vez acondicionado el lugar, pusieron manos a la obra para recuperar las tres o cuatro estanterías que quedaban, sacarle lustre al piso que afortunadamente no estaba estropeado, y recién ahí comenzó el trabajo de recolección de libros.
El whatsapp vecinal fue protagonista en esta primera parte porque allí publicaron el pedido de donaciones de libros que estuvieran en buenas condiciones, aunque a los más viejos y usados debieron mejorarle la apariencia.
“Así fue que comenzamos a ordenarlos por género y especialidad. Toda una tarea porque ninguno de los vecinos que participaban era bibliotecario o tenía conocimientos sobre el tema.
Normalizador de la Unión Vecinal Barrio Foeva de Rivadavia.
También hicimos notas dirigidas a los autoridades de la Casa de Sarmiento y a la Biblioteca Franklin y ambas donaron libros. En la actualidad, estimamos que ya hay más de tres mil tomos, el tema es que nos faltan estanterías para colocarlos”, agrega Silvana.
Cada libro que ingresa es inventariado de inmediato para llevar un orden pero la falta de mobiliario impide que esté todo en su lugar. Tanto es así que muchos permanecen en cajones o sobre otros muebles hasta tanto tengan uno apropiado.
Por ahora lo más urgente es conseguir el dinero para cambiar la membrana del techo ya que los temporales ocurridos en enero último afectaron su estructura que data de hace 30 años.
“Hicimos un sello de la biblioteca y cuando entra un libro es sellado e inventariado. Además en este mismo espacio se brindan las clases de apoyo con profesores de la municipalidad de Rivadavia en turno mañana y tarde”, cuenta Silvana quien también prepara alumnos de diferentes niveles, incluso ingreso a la Universidad.
El aporte vecinal ha sido fundamental para lograrlo porque a la donación de libros se sumaron sillas, cortinas, y otros elementos.
Hay libros de Historia, Historia del Arte, colecciones de textos de Derecho, Literatura, incluso cuentan con los Digestos Jurídicos de la provincia, Religión, Sociología, entre muchos otros temas.
Así los más de dos mil vecinos del Foeva, más los de zonas aledañas ya tienen a disposición este lugar, que como ellos dicen “aun le falta mucho”, pero está listo para recibir estudiantes y lectores en general.
Los libros se prestan por una semana y uno por vez, salvo los de Literatura que en algunos casos se facilitan por dos semanas si ya se corroboró que el vecino o vecina es responsable y lo devuelve.
Hasta diciembre la cuota para ser parte de la Unión Vecinal era de 700 pesos y a partir de enero de 1.500 pesos para poder solventar gastos de todo el edificio y lograr algunos avances. No obstante no alcanza para la totalidad de la membrana para el techo y su mano de obra porque hace muy poco recuperaron el edificio.
“Estuvo tanto cerrada que cuesta que los vecinos vuelvan. Hay 160 socios de los cuales sólo unos 100 aproximadamente son del barrio y los otros de los alrededores. Así es que otro de los objetivos es acercarlos”, agrega.
A la fecha siguen recibiendo donaciones de libros, tanto que también llegaron en estos días 4 cajas con libros del área de Cultura de la Dirección de la Juventud, tras una campaña realizada por ellos el año pasado.
La corta experiencia indica que hasta ahora son muchos los estudiantes de abogacia que llegan a pedir libros porque cuentan con una colección (donada) de Derecho y Ciencias Jurídicas, varios tomos de la Constitución Provincial y Nacional, incluso un diccionario de terminología jurídica, aunque muchos no son socios porque está abierta a todo el público . Del mismo modo estudiantes de Sociología, Matemáticas y amantes de las de novelas.
Seguramente se seguirán sumando lectores y alumnos que no quieren perder el contacto con el papel o les resulta más sencillo estudiar de este modo.
También esperan que más vecinos se sumen a la entidad vecinal para alcanzar otros objetivos para esta zona tan tradicional de San Juan.
El dato
Biblioteca Popular Pablo Ramón Rojas
Dirección: Calles Echeverría y Tulum, Rivadavia.
Horario de verano
Lunes y jueves de 8 a 12
Martes, miércoles y jueves de 18.30 a 20.30
A partir de marzo: Mañana y tarde
Por Myriam Pérez
Fotos: Gentileza Silvana Castro y Rosana Manrique