El de los estafadores fue un redituable trabajo de hormiga: a través de una cara bonita (una modelo asociada a un nombre falso), tentaban a los incautos por redes sociales y, de a poco, los convencían para invertir en criptomonedas. El plan incluía enseñarles cómo bajar aplicaciones, las instrucciones para saber operar y un depósito inicial a costa de la propia extraña, con ganancias en apariencia ciertas, de manera que esa persona se encargara de correr la voz y reclutara más ‘inversores’. El engaño incluía ‘señales’, para saber qué día y a qué hora comprar o vender. La propuesta de dinero fácil se expandió como reguero de pólvora, hasta que saltó una denuncia en Santa Fe que le sacó el velo a la película de las ganancias sin esfuerzo y dejó al descubierto la vieja pero inoxidable modalidad de los fraudes piramidales. En esas estafas, el dinero conseguido sirve para entregar algunas sumas a los primeros ‘inversores’, hasta que todo colapsa porque, en realidad, esa plata no es parte de una cadena productiva, que genere activos reales. Para entonces, quienes habían creído que eso era cierto e invirtieron en ‘RainbowEx’ o ‘Peak Capital’, se podían contar por cientos: unos 650 la primera plataforma y se supone que al menos 1.500 en ‘Peak Capital’. Con las primeras denuncias en la UFI de Delitos Informáticos y Estafas que dirigen los fiscales Guillermo Heredia y Nicolás Albo (coordinados por Eduardo Gallastegui), se disparó una investigación que cosechó unas 18 denuncias y cuatro empleados del Gobierno señalados como supuestos nexos locales en el caso ‘RainbowEx’. Y unas 90 denuncias más, con tres ‘administradores’ en San Juan de ‘Peak Capital’, quienes se encargaron de hacer nutridas reuniones de captación, en las que había sorteos y se entregaban premios costeados por ‘MSG Group’. Todo pasó el año pasado.
Sin embargo, luego de investigar a fondo, en Rentas y otras oficinas del Gobierno, y de pedir informes a WhatsApp, la Compensadora Electrónica SA (COELSA), también en redes abiertas, billeteras virtuales y averiguaciones de campo, no fue posible para Fiscalía establecer que los sospechosos locales hubiesen tenido la intención de estafar porque, entre otras razones, ellos mismos habían sido víctimas, pues habían perdido dinero en el mismo negocio fraudulento.
Además, el hecho de que no exista regulación legal de cómo debe operar el mercado de las criptomonedas y al ser imposible localizar una cuenta bancaria o algún dato certero de los estafadores en sus países de origen (se estableció que podrían estar en China, Malasia o Singapur), no resultó viable llegar hasta esos autores.
Así, a nivel local no fue posible demostrar que los autores de la estafa de ‘RainbowEX’ hayan tenido cómplices sanjuaninos, porque el delito de estafa requiere la intención directa de engañar (no la posibilidad) y el hecho de que parte de los beneficios hubieran ido a parar a algún sanjuanino, algo que no ocurrió, indicaron.
Por eso el fiscal Heredia pidió el archivo de la causa. Y esa misma salida seguiría en los próximos días el caso ‘Peak Capital’, investigado por el fiscal Albo con otros tres sujetos en la mira.
El archivo no significa que se desestime la denuncia, que permanecerá latente y puede ser reabierta siempre que aparezcan nuevas pruebas, algo que, por ahora, no parece posible.