FOTOS DANIEL ARIAS
Para aquel que sueña con volver a los “70 y especialmente al esplendor de la música del grupo sueco Abba, ¡Mamma Mía! es el musical que le viene como anillo al dedo, porque entrelaza aquellos memorables hits con una historia en tono de comedia. Con Florencia Peña como protagonista de la exitosa superproducción, tuvo su estreno provincial el pasado miércoles, en el escenario del Teatro del Bicentenario de San Juan donde continuará hasta el domingo próximo.
Sin dudas Peña demuestra que tiene gran oficio en el escenario a lo largo de toda la obra, mostrando sus dotes para el baile al frente de potentes coreografías grupales; y también para el canto, aún en cuadros en solitario o a dúo con quien interpreta a su hija o a sus 3 examores, en esta creación dirigida por Ricky Pashkus. Sin embargo los 135 minutos de duración tienen algunos momentos prescindibles -sin contar el intervalo de 10 minutos- que de a ratos la tornan pesada, haciendo que decaigan el clima y la tensión de la obra. A su vez, esa excesiva duración de la pieza opaca el brillo que se logra con el revival de la época de Chiquitita, Money, Money, Money; Voulez vous, Dancing Queen, Give Me, Give Me, Give Me y el famoso hit que da título al musical, a cargo de Peña y Malena Ratner, a los que la platea se prende gustosa con sus aplausos espontáneos, mientras la iluminación emula la tradicional bola de espejos que se empleaba en las discotecas.
En cuanto al libro, gira en torno al mismo conflicto que tiene la película que en 2008 estelarizó Meryl Streep -actriz difícil de igualar- como Donna Sheridan, madre soltera y dueña de un hotel en una isla griega a la que arriban Pierce Brosnan como Sam, Colin Firth y Stellan Sarsgard como los probables padres biológicos de su hija Sophie, quien los invita a su boda para tener la oportunidad de conocerlos. A partir de ahí comienzan las confusiones y los enredos en una trama en la que el rol de la joven y futura esposa está a cargo de Ratner, cuya energía parece traicionarla por momentos; y los posibles progenitores personificados por Alejandro Parker (Sam), Pablo Silva (Harry) y Federico Llambi (Bill) en un elenco en el que también participan Alejandra Perlusky y Lula Rosenthal como las desenfadadas Tanya y Rosie, las 2 amigas que formaron parte del grupo Donna y las Dynamos, que llegan al hotel para ser parte del casamiento, en actuaciones exageradamente disparatadas en ciertos cuadros.
Hay que destacar que aquí lo esencial no parece estar en el peso dramático o humorístico de la obra, que a veces, en aras de ser popular, cae en lo burdo, como sucede por ejemplo con las ya demasiadas referencias al “culo’, o en frases del estilo “te hiciste las tetas’ o “condimentame la merluza’, que no encajan en una adaptación que, si bien se toma algunas licencias, mantiene la línea original. En paralelo, la apuesta nacional remarca una fuerte impronta femenina que rodea al personaje de Peña, quien, a través de distintos actos, expresa en sus diálogos que se reveló a los mandatos sociales de su tiempo al quedar embarazada y tener a su hija sola, aunque esto provocara que la echaran de su casa; o decidir convertirse en hotelera, sin el apoyo de un hombre a su lado.
Para no spoilear el final -que los que vieron la cinta ya conocen-, todos los personajes terminan felices comiendo perdices, siguiendo lo que les manda su corazón.
Lo que tiene un valor impresionante es el despliegue imponente de recursos escénicos, desde la escenografía hasta lo audiovisual, que pone en contexto cada escena. Para destacar, la música en vivo, con una orquesta a cargo del director Paco Fernández; y la iluminación al mejor estilo disco. Un desacierto por parte de la producción nacional fue restringir el permiso a la prensa para tomar registro fotográfico durante el desarrollo de la puesta. Según informaron desde la organización, serían los artistas quienes anunciarían, 10 minutos antes del final, cuándo se podría comenzar a sacar fotos, pero esa decisión llegó luego del final, al abrir nuevamente el telón para que el público local convirtiera la sala en una fiesta con el bis de Dancing Queen encabezado por Peña; y otro con las figuras centrales masculinas.