En septiembre de 2022, con La Tregua, fue su debut y despedida en San Juan como integrante del Ballet Nacional del SODRE, que por primera vez se presentaba en el Teatro del Bicentenario (TB). Sin embargo, para nada fue su despedida de la provincia, a la que una vez más ha regresado para visitar a sus afectos y para dictar un seminario intensivo en el marco del Programa de Formación y Desarrollo para bailarines, que dirige Victoria Balanza, en el Teatro del Bicentenario; que culminará con una muestra el sábado próximo (ver aparte). Desvinculado ya de la famosa compañía uruguaya donde se desempeñó durante 13 años, con nuevas búsquedas y horizontes, el bailarín, coreógrafo y maestro sanjuanino que sumó experiencias en distintos ballets nacionales (Ballet del Colón, Tangokinesis, Ballet Argentino) antes de radicarse en el país vecino -donde continúa su proyecto de danza inclusiva (el año pasado estrenó Primor, su primer espectáculo con personas con y sin discapacidad)- habló con DIARIO DE CUYO.
“Hace mucho que no venía a trabajar a San Juan. Siempre estábamos en conversaciones con Vicky (Balanza) y como este año ya no estoy más en el SODRE y soy un bailarín independiente, tengo un poco más de disponibilidad y pudimos organizar este seminario de danza clásica. Yo feliz de poder aportar un poquito de mi experiencia a los bailarines y al Teatro, donde tuve un recibimiento muy cálido’, expresó.
– ¿Cómo viste a los bailarines sanjuaninos del Programa?
– Los chicos están con una entrega bárbara y muy abocados al trabajo. En el grupo hay gente muy talentosa y me pone muy contento que el Teatro tenga estas posibilidades para ellos. Yo les digo que tienen que ser muy concientes del privilegio que tienen, de capacitarse acá, en un teatro de esta envergadura, con una sala de danza de primer nivel, con pianista acompañante para las clases y de ser parte de esta programación para estar en el escenario. Me pone muy contento que la danza esté tomando este valor en San Juan, que se comprenda que la danza es trabajo y que el arte y la cultura son importantes.
– Un escenario que no estaba cuando vos te fuiste…
– Exacto, eso les contaba a los chicos,y por eso les digo que se entreguen con pasión y esfuerzo, disfrutando mucho. En nuestra época no teníamos esta posibilidad y nos tuvimos que ir… Tener acá un montón de maestros de gran nivel, importantes coreógrafos, ser parte de obras tan importantes, es una posibilidad que no siempre se da…
– Vos llegaste al SODRE… ¿Qué te llevó a dejar ese ballet?
– Hace 20 años que soy profesional de la danza y a mí el ballet se me hizo un poco monótono. Cuando ya bailaste mucho repertorio, cuando ya trabajaste con muchos coreógrafos de danza clásica, neoclásica y contemporánea, cuando ya sumaste mucha experiencia, decís “Bueno ¿qué más? Tuve la posibilidad de que el Ballet Nacional del SODRE hiciera una obra de danza inclusiva, que fue mi primer acercamiento a trabajar con personas con discapacidad, y luego me seguí formando. Ahí se me prendió la llamita y así surgió mi proyecto, con el que ganamos los fondos concursables del Ministerio de Cultura de Uruguay, que nos apoyó, porque como todos sabemos, producir un espectáculo requiere medios económicos. Fue un trabajo muy pleno que me permitió visibilizar esta premisa de que la danza es para todos y todos podemos bailar.
– ¿Entonces la razón fue la necesidad de explorar otros caminos con el arte?
– Exactamente. Buscar a ver qué más puedo hacer con todo este bagaje, el deseo de saber qué mas puedo hacer con mi danza y con mi experiencia, aparte del ballet. Empezás a ver que hay que abrir más el abanico…
– ¿Dio un poco de vértigo salir de una compañía estable y lanzarse a una carrera independiente?
– Sí, tiene esa cosa de vértigo, porque al ser independiente hay que estar generando proyectos, pero soy muy privilegiado en el sentido de que me dediqué a esto de lleno y entregué lo mejor de mí, entonces hoy en día veo frutos y la gente me convoca para trabajar. Desde ese lado estoy muy orgulloso, siento que voy por el camino correcto, un camino que hoy me tiene acá trabajando, que también era un sueño para mí, poder trabajar en el Teatro del Bicentenario. Hoy en día afirmo las decisiones que estoy tomando.
– ¿Sentís que te vas despidiendo del rol de bailarín para tomar otros?
– Este año dije “A ver qué pasa…’ y la verdad es que estoy encontrando una mixtura entre el bailarín, el coreógrafo y el maestro que me gusta mucho. No me animo a ponerme fecha, a decir “Tal año me retiro de los escenarios’, porque uno va a ser bailarín toda la vida y sobre todo donde me estoy moviendo, que es la danza inclusiva, que hace que sienta que no habrá fecha de caducidad. No he tenido tiempo de pensar en un retiro, no me lo he planteado… porque también es una adrenalina única cada vez que uno sale al escenario… Supongo que alguna vez llegará.
– ¿Y está en tus planes volverte a San Juan?
– Hace muchos años estoy en Uruguay, es un país que me recibió con los brazos muy abiertos, vivo muy tranquilo, es un país que tiene muy buena calidad de vida y no digo lujos, porque no todo es Punta del Este; pero sí me gusta mucho Montevideo, porque tiene algo que me hace acordar a San Juan, la gente, la cercanía, el barrio, el almacén de la esquina… Cada vez que llego al aeropuerto digo “Estoy en casa’… Aunque siempre que me voy de San Juan también están esas lagrimitas de emoción, porque la raíz, la tierra, los afectos siempre tiran; porque me recuerda a la primera vez que me tuve que ir, cuando era muy chiquito y me fui a estudiar al Colón… Por eso también me gusta este nuevo camino, con una agenda que se acomode a mis tiempos, poder decir “Quiero ir un mes a San Juan a trabajar’ y hacerlo.
– Debe ser muy lindo volver y compartir con quienes están abriendo alas, como vos alguna vez…
– Absolutamente, por eso estoy feliz de estos proyectos con los que estoy involucrado…
– ¿Te lo imaginaste?
– Me pongo a pensar y a veces no me lo creo… Era un sanjuanino chiquito, con ilusión de bailar, que se la pasaba viendo el único VHS que tenía de una gala grabada en un canal de televisión -en esa época no había YouTube (risas)-; y luego trabajar con Julio Bocca, viajar por el mundo, estar en el Teatro Colón… Bueno, después fue cuando se cerró el Colón por problemas edilicios, que fue lo que me empujó a irme a Uruguay… Por ahí pienso que por algo pasan las cosas ¿no? Mi elección siempre ha sido seguir creciendo y por eso me mudé de país. Hoy en día, cuando miro para atrás digo “Guau, qué valiente… ¡Es un montón!’; pero también miro para adelante y digo “Bueno, a ver qué viene ahora’.
DATO
El sábado 11, en el hall principal del Teatro del Bicentenario, Oscar Escudero brindará una clase abierta a los bailarines del Programa de Danza del TB, que culminará con un breve trabajo coreográfico. 11:30 hs, entrada libre y gratuita.