Se mantuvo con los brazos cruzados, como si tuviera frío. Chequeó a los presentes en la sala de audiencias, por momentos se agachó y restregó sus ojos como si estuviera conmovido. Pero no lloró. Tampoco dijo estar arrepentido o mostró algún sentimiento que llevara a pensar que le doliera haber matado de un tiro a la hija de 10 años de su pareja. Es más, buscó desligarse de ese crimen que causó conmoción: ayer, Leonardo Ezequiel ‘Bruja’ Tello (31) dijo que el revólver calibre 22 con el que disparó y dio muerte a Milagros Riveros, se la había vendido un hermano de la nena, un joven de 19 años. Y que ambos estaban limpiándola cuando él manipuló el martillo y ocurrió el disparo letal. ‘A mi se me soltó el tiro’, admitió Tello, para luego decir que sacó a la niña hasta la vereda, que el hermano de la menor le pidió irse y llevarse el arma, y que eso hizo, pues caminó un poco más de una cuadra para esconderse en el fondo de la casa de su papá en el barrio Constitución, en Santa Lucía.

LEONARDO TELLO buscó instalar la teoría de un disparo accidental.

Según el fiscal coordinador Francisco Micheltorena y sus ayudantes fiscales en la UFI de Delitos Especiales (Agostina Ventimiglia, Romina Mascarell y Emiliano Pugliese) todo pasó entre las 1,45 y las 2 del jueves pasado.

Para el equipo de Fiscalía, la nena no murió por accidente sino por un hecho intencional (le imputaron homicidio simple agravado por el uso de un arma de fuego), pues numerosos testigos dijeron que lo vieron disparar desde las 17 del pasado miércoles y hasta el momento en que ocurrió el fatal desenlace. De hecho, en la escena del crimen incautaron 21 vainas servidas, tres de ellas en el interior de la casa donde vive la madre la niña (pareja de Tello desde hace tres años). Dos de esas balas perforaron un tacho metálico en el patio de la vivienda; la otra se le coló por el abdomen a la niña atravesándole el estómago y el hígado.

El propio hermano de la nena corrió con ella en brazos un par de cuadras hasta Necochea y Juan José Paso (suponen que pretendía llegar hasta la Motorizada VI), y allí llegó un ambulancia con un equipo especializado y un médico que nada pudieron hacer.

Cuando la policía detuvo al hermano de la víctima, el jovencito aclaró que había sido Tello quien le disparó. Y los policías enseguida lo encontraron en el fondo de la casa de su padre. Bajo un árbol, encontraron también el revólver con una vaina servida y un blister con 19 cartuchos calibre 22.

Fiscalía pidió 1 año de plazo para investigar e igual período de prisión preventiva para Tello, que ya registra dos condenas: una de 20 días en suspenso en 2019 por tentativa de hurto simple y otra de 7 meses en 2023 por abuso simple contra una menor (ambas penas se unificaron).

Los defensores del confeso homicida, Claudio Vera y Alejandra Iragorre, intentaron que Tello cumpliera encierro preventivo por 3 meses en la casa de una hermana. Pero el juez Eugenio Barbera, adhirió al planteo fiscal y también autorizó la declaración en Cámara Gesell del hermanito de 13 años de la víctima, que presenció todo.