Desde principio de año y hasta el 1 de septiembre se notificaron más de 20.000 casos de viruela del mono o de MPOX en 14 países africanos, precisamente de donde proviene la mayor cantidad de desplazados o refugiados que buscan en países europeos mejores condiciones de vida. El tema es que además de no lograr ese objetivo, suelen ser agentes transmisores de esa enfermedad que, como ha advertido la OMS (Organización Mundial de la Salud) se está propagando rápidamente por las mismas condiciones insalubres que afrontan estos grupos de personas, lo que ha hecho que sea declarada el mes pasado de importancia internacional.
Es un hecho que cualquiera puede contraer esta viruela, una enfermedad que puede ser muy grave en niños, personas inmunodeficientes y mujeres embarazadas. Hay que tener en cuenta que el 40% de la población refugiada y desplazada son niños y niñas, que en su gran mayoría carecen de elementos básicos de higiene y son altamente propensos a contagiarse.
Para dar una idea de lo grave de esta enfermedad, del total de casos registrados en lo que va del año, unos 19.000 se registraron en la República Democrática del Congo -el país más afectado- donde unas 600 personas murieron afectados por este mal y debido a las malas condiciones de higiene y de vida. De este país y de otras naciones vecinas provienen la mayor cantidad de personas que se han visto forzadas a huir de sus hogares a causa de conflictos civiles o bélicos; desastres naturales e inestabilidad social. Una vez en los campamentos de refugiados estas multitudes suelen vivir hacinadas y con accesos limitados a elementos para la higiene, lo que hace propicio el ambiente para que la viruela circule con facilidad, con la posibilidad de que se transforme en pandemia afectando a todas las naciones del mundo.
Organizaciones humanitarias han expresado su preocupación por esta situación y han comenzado con campañas destinadas especialmente a que los niños tengan acceso a una prevención temprana y a los tratamientos correspondientes en caso de resultar afectados por esta viruela.
A medida que el brote sigue avanzando por todo el mundo, los esfuerzos por controlar esta enfermedad incluyen el consejo de tomar medidas preventivas, que es la única manera de evitar el aumento de casos.
Extremar las medidas de higiene y cuidar el contacto con personas afectadas por la viruela del mono, son normas básicas que se deben seguir en cualquier lugar del planeta para evitar la propagación de la enfermedad. También es conveniente estar atento a la llegada de personas provenientes de lugares endémicos y, si es necesario, implementar controles con posterior tratamiento para las personas que sean declaradas como portadoras de la viruela. También hay que preocuparse por equipar instalaciones de salud en hospitales y salas sanitarias a fin de garantizar una atención clínica segura y eficaz a los pacientes y al personal médico, ya que hay muchos casos en que los equipos de salud están trabajando con recursos muy escasos.