Por años el Inpres (Instituto Nacional de Prevención Sísmica) ha aconsejado a la población de las provincias con mayor riesgo sísmico de la Argentina, la necesidad de contar con una mochila que contenga elementos esenciales para sobrevivir durante las primeras horas después de que se produce un terremoto. Son los primeros momentos, cuando se afrontan los problemas ocasionados por un sismo de gran magnitud, los más complicados ya que por lo general se carecen de servicios básicos indispensables, reina la desinformación y se hace muy difícil llegar hasta los centros de abastecimiento cuando está todo destruido o alterado por los efectos del movimiento telúrico.
Sin embargo hace unos días cuando la Comisión Europea pidió a los países miembros de la Unión Europea que preparen a su población para posibles futuras crisis originadas por cuestiones bélicas o de otra naturaleza, como crisis sanitarias, catástrofes naturales o ataques cibernéticos, se habló de la necesidad de que los estados miembros garanticen que los ciudadanos dispongan de un kit de emergencia que les permita ser autosuficientes durante un mínimo de 72 horas en caso de que se queden sin suministros esenciales.
Este pedido ha tenido repercusión en todo el mundo y nadie duda que en poco tiempo más todos los europeos tendrán en sus domicilios el kit de emergencia que les han sugerido y que, se use o no, es una excelente manera de estar prevenidos ante cualquier evento que se pueda producir.
Es necesario comprender que aunque no se tenga en puerta ningún conflicto bélico de gravedad, la condición sísmica de la región de Cuyo o, particularmente de San Juan, obliga a estar preparados a afrontar una situación de emergencia que deja a la gente desprovista de elementos básicos de primera necesidad.
Si bien la mochila y el kit no son idénticos, tienen una gran cantidad de elementos en común que los hace muy parecidos como alimentos, agua, medicinas básicas, productos de higiene, pilas, baterías y cargadores de teléfonos celulares, documentos y dinero en efectivo y algunas herramientas útiles. En el caso de la mochila también prevé algún abrigo ya sea que se trate de la temporada de invierno o verano.
La imposibilidad de pronosticar un terremoto pone en igualdad de condiciones a este tipo de catástrofe con otras naturales o creadas por el hombre, que se pueden presentar de un momento a otro. El terremoto de 7.7 grados Richter que afectó al centro de Myanmar, en Brimania, es una muestra de lo impredecible de estos movimientos, que obligan a estar preparados.