Actorazo de esos que tienen tanto oficio que pueden ponerse el traje de cualquier personaje y hacerlo propio como para que el espectador se sienta identificado, pueda llegar a odiarlo o incluso llorar de risa desde el teatro, el cine o la TV, como fue con el icónico Luis Emilio Arostegui III de la serie Viudas e hijas del rock and roll, el exMinistro de Economía Domingo Cavallo en la serie Diciembre 2001 en la antigua plataforma Star y José Iglesias, padre de uno de los chicos que murió en Cromañón y querellante en la causa, en la serie homónima que estrenará a fin de año Amazon Prime. Así es Luis Machín, quien arribará a la provincia el viernes 4 de octubre con La última sesión de Freud, en el Teatro Sarmiento.

Ganadora de premios ACE a mejor actor para Machín y mejor dirección para Daniel Veronese; Estrella de Mar para mejor obra dramática y para Machín por su actuación; y Premio Vilches a mejor obra, se trata de una propuesta que en 2012 interpretó con su colega Jorge Suárez y esta vez se repuso en el teatro Picadero junto con el actor Javier Lorenzo.

El artista interpreta al legendario psicoanalista Sigmud Freud, que invita al periodista y escritor C.S. Lewis -reconocido por sus obras de ficción, en especial, por Las crónicas de Narnia- a su casa de Londres, en plena Segunda Guerra Mundial.

“Somos dos personajes. Lo que mostraremos es un encuentro que reúne a dos personas que piensan muy distinto, como es Freud casi al final de sus días, con un cáncer en la boca durante los últimos 16 años de su vida; y Lewis, un ateo convertido al catolicismo’, expresó Machín en diálogo con DIARIO DE CUYO, feliz porque su hijo Lorenzo (de 15) decidió seguir sus pasos y su hija se prepara para ingresar al secundario, pero con tristeza por la pérdida de su gran amigo y colega Daniel Fanego.

– Será su tercera vez en San Juan… 

– Con una obra sí, porque fui con Daniel Fanego y Jugadores, en 2015; y con El Mar de Noche, por el Instituto Nacional de Teatro.

– ¿Qué representa para usted interpretar a Lewis y luego a Freud?

– Hace 12 años hice de Christopher Lewis, escritor y periodista muy conocido que fue parte del grupo de Tolkien y profesor de la Universidad de Oxford, un seguidor de Freud con un pensamiento científico que se pasó al catolicismo. Freud lo invita a su casa de Londres porque era alguien a quien le gustaba discutir con gente que no pensaba como él. Quise reponer la puesta con la idea de abarcar a Freud, lo que me hizo conocer la obra de manera muy profunda Es un personaje muy rico, sin quitarle riqueza a Lewis, que interpreta estupendamente Javier Lorenzo. Tenemos el mismo productor que la produjo hace 12 años y al mismo director que es Veronese. Además usamos los mismos trajes adaptados a nuestros cuerpos, entonces, mi compañero usa el que yo me puse hace 12 años y yo el que tenía Jorge Suárez.

– ¿Es una puesta histórica que toca temas que pueden bajarse a la actualidad? 

– Se debaten cuestiones que tienen que ver con la ciencia y la religión.

– ¿Hay que tener conocimientos previos para comprender la trama?

– La gente que va a vernos no es que, necesariamente, tenga que tener un conocimiento filosófico, religioso o científico, sino que abarcamos temas que forman parte de lo cotidiano. Se plantean interrogantes que nos hacemos todos en el transcurso de nuestras vidas. Y es una obra que también tiene mucho de humor.

– ¿Qué temas por ejemplo?

– La importancia del amor, del sexo, si existe o no una vida al final de esta vida. Lo que significa la religión, lo que significa la ciencia. Son posicionamientos muy férreos que ellos tienen, pero que así y todo dan el espacio como para abrirlo a una discusión y a un intento de, si bien quizás no encontrar un punto en común, sí tener la predisposición a la escucha. Si uno se pone a verlo, también se puede bajar a la actualidad. Ahora a nivel político todos discuten, hay una grieta por todo.

– ¿Se refiere a la discusión y a la escucha como solución a la grieta argentina?

– Eso es prácticamente, en una terminología psicoanalítica, una expresión de deseo. Parece convertirse más en una ilusión que en una posibilidad, porque se lucha contra intereses demasiado poderosos que no miran al que necesita. Por eso, el hecho de poner de relieve un texto como La última sesión de Freud forma parte de esas pequeñas batallas que los actores podemos librar contra cuestiones que son tan alejadas de nosotros. Pese a ser los más apaleados en todas las crisis, los actores podemos generar conciencia. No hablo del presente, me refiero a tratar de sembrar algo para el futuro, para que los que vienen sean un poco más tolerantes.

– ¿Y de qué manera pueden hacerlo?

– Desde nuestro lugar, uno siente que frente a semejantes intereses y semejantes poderes es muy poco lo que se puede hacer. Estamos en un mundo que se divide cada vez más, donde los intereses corporativos y el mercado han impuesto su agenda de manera contundente. Tenemos, por ejemplo, una agenda a nivel mundial de lo que es el cuidado de la naturaleza de la cual las grandes potencias se han alejado y les ha importando muy poco ¿Cómo se entienden los incendios en Córdoba? Sin embargo, tanto Freud como Lewis dan el ejemplo de que se puede hablar, más allá de que no se vayan a entender en ningún momento. Creo que no hay grieta más grande que la que existe entre la ciencia y la religión. Todos necesitan de la ciencia, sin embargo muchos religiosos parecen hasta prescindir de ella, hay religiones que no permiten las transfusiones de sangre, que se niegan a los avances de la ciencia y apuestan a la oración a Dios. No es conocido, pero Freud tuvo un suicidio asistido, algo que en esta época todavía se debate como la eutanasia.

– ¿Ese es el mensaje de la obra, al menos uno de ellos? 

– Creo es que es válido poner un texto de este calibre en un mundo que está tan dividido, para intentar que las generaciones que nos sobrevivan tengan mayor conciencia.

Dato
La obra se presentará el próximo viernes 4 a las 22 hs. en Teatro Sarmiento. Entradas: 22000, 23.500 y $25000 en entradaweb.com.ar y esa noche en boletería