No será la primera vez de Lucas Furno en San Juan, puesto que ya vino con las orquestas Típica Tanturi y Romántica Milonguera. Pero sí será el debut en estas tierras de Tango Bardo, la celebrada formación que produce y donde es violinista, que está celebrando sus 10 años con gran presencia en Argentina y en el exterior; y un disco nuevo, “D’Arienzo anticrisis’. En ese tren llegará por primera vez a San Juan, junto al cantante Roberto Minondi, como figuras de un festival que tendrá lugar del 1 al 3 de noviembre, organizado por Jesica Castilla (ver aparte). Entre carreteras, aviones, cortes y quebradas, el artista dialogó con DIARIO DE CUYO.

– ¿Cómo surgió Tango Bardo?
– Empezamos en la compañía de Mora Godoy, con mucha gira por Asia, Europa; y luego fuimos a tocar por todas las milongas, nos funcionó muy bien y no paramos más. Yo de chico tocaba muchísimo en milongas, luego se dio trabajar en casas de tango y compañías de tango porque había una gran explosión de compañías con danza y músicos; pero en un momento sentí la necesidad de volver a la milonga. Un día, un poco de casualidad, nos invitaron a tocar en Río Cuarto y me encontré con más de mil personas bailando tango, con una energía increíble. La gente se volvió loca con Tango Bardo y dijimos “Sí, éste es el camino’. Y lo mismo pasa en el sur…

– ¿Qué te apasiona del universo milonguero?
– Lo que más me gusta de la milonga es que es real, porque cuando uno trabaja en el tango para turistas es, en general, para gente que realmente no sabe lo que está mirando. Viajando por milongas de todo el país se ve cómo es una alternativa para juntarse, para tomarse un vino, un mate… A través del abrazo la gente se encuentra, es hermoso. Y es tu cultura. Nada que ver con el tango que se muestra para el afuera, que no digo que esté mal ni nada de eso, pero es otro tango, como mostrar una foto antigua de Buenos Aires y mientras la gente se come el mejor churrasco del mundo.

– ¿Te sorprendió la vitalidad de la milonga en las provincias?
– Sí, porque yo venía muy acostumbrado a la cosa muy turística de acá, que de repente estaba tocando para 50 chinos que se quedaban dormidos por el jet lag; y de repente vivir un encuentro así…

-… Donde no los dejan ir.
– ¡Claro! Y vienen con la jarra de fernet, o al otro día siempre hay un asado, todos poniendo tango para escuchar, con mucha pasión, terminás haciendo amigos por todas partes… Realmente es muy bonito.

– ¿Es como llevar una doble vida? Tango Bardo ha hecho historia en Japón, por ejemplo…
– Sí, el año pasado hicimos una gira por Japón -y volveremos el año que viene- sólo para tocar en milongas y eso es la primera vez que se hace en la historia. Allá hay mucha historia con el tango, pero siempre se hizo show. Lo mismo hicimos en Australia, Nueva Zelanda… Estados Unidos tiene más historia, pero es un circuito nuevo; y Turquía es impresionante, en Estambul hay tantas o más milongas que en Buenos Aires… Pero siempre necesito volver a Argentina y viajar a las provincias me parece fundamental, me hace bien. Es verdad que en esos viajes afuera hacés la diferencia, pero ahí no está el tango. Sí, está creciendo, pero son distintos. Cuando estás acá todo el mundo se queda bailando hasta la última tanda, vienen, te abrazan, te preguntan cosas, te dan un fernet, es otra cosa…

– Es curioso que no hagas diferencias entre música, canto, danza…
– Es que, aunque cada una tenga su desarrollo, para mí es una mesa con cuatro patas, le sacás una y se cae. Durante muchos años pasó que estaba ese tironeo entre músicos y bailarines y ahí se generan caminos distintos y se pierde fuerza. En la medida que se empieza a juntar todo, se arma algo muy fuerte, eso es una milonga completa.

– ¿En algún tiempo se miró a la milonga despectivamente?
– Sí, en su momento sí, lo que pasa es que creció muchísimo y se generó toda esta cosa de volver a las raíces, del abrazo, y desde unos años se empezó a unir todo de nuevo y se potenció. Había milongas que no contrataban orquestas y desde hace un tiempo es casi como una necesidad, se genera un círculo virtuoso, la gente quiere ir a tomar algo y escuchar a la orquesta, después baila, está buenísimo.

– ¿Hay como un revivir del género?
– Pienso que a pesar del mainstream y de todas las crisis que han golpeado, en cada pueblo de Argentina hay un maestro de tango, hay una milonga… En un mundo metido en las redes, el tango empieza a cumplir una función revolucionaria. Entre tanta cosa fría, es juntarse, abrazar, a charlar. No se puede hacer tango por videollamada. Y pienso que se va a volver una necesidad juntarse con alguien de manera real…

– Es como la resistencia…
– El mundo está yendo a lugares muy individualistas y el tango va a ser una especie de resistencia, sí, de rebeldía.

– ¿Será la clave de la permanencia?
– Eso, y que esencialmente también es una música hermosa, con una poesía profunda. Siempre es un buen lugar para estar, para volver.

– En apenas 10 años Tango Bardo ha llegado lejos ¿Cuál ha sido la clave, si hay una?
– Yo creo que la base es ser genuinos, nos gusta lo que hacemos y lo hacemos en serio. Ese es el ABC, hacer las cosas de verdad. Por ahí los músicos pueden mutar a cualquier estilo con tal de trabajar… Nosotros hacemos lo que hacemos de corazón, con pasión. Hacemos todos los estilos del tango, los investigamos, los adaptamos a nuestro toque y son como reversiones, también tocamos tangos nuevos y tratamos de buscar nuestro sonido. Todo eso hace vuelve luego en aceptación y en trabajo.

– ¿No sacar los pies de la tierra, ni de su tierra, influye?
– Sin dudas. Me gusta mucho viajar al exterior, son experiencias inolvidables, pero no hay dudas de que el tango está acá.

> EL ENCUENTRO
Viernes 1: Milonga del Parque. Clase 21 hs, Milonga, de 22 a 2 hs. Entrada “a la gorra’. Parque de Mayo.

Sábado 2: Bardo Milonga y Orquesta. Clase con cambio de roles, 20 hs, con Tana Cingolani y Mariela Alfonso (Mendoza). Milonga con Tango Bardo y Roberto Minondi en vivo, de 21 a 4 hs. En Círculo Andaluz (Hipólito Yirigoyen 1153 sur, Rivadavia) Entrada $18.000. 

Domingo 3: Almuerzo milonguero, de 12 a 16 hs (tres opciones, sin bebida. Con inscripción previa) Entrada $12.000

NOTA: Combo (los tres días): $27.500. Viernes, a la gorra. Sábado, $18.000. Domingo, $12.000. Inscripciones hasta el 1 de noviembre. Transferencias por Mercado Pago, alias: arquitectura.tangomp y tickets por entradaweb. Consultas: arquitecturatango@gmail.com, tel. 2645147867 y redes (Instagram y Facebook).