Luciano Gabriel Martínez, es changarín, tiene 28 años y un claro problema en el control de sus impulsos. Las cosas se complican cuando estalla, porque sus descargas de violencia registran altos niveles. Hay pruebas: el 1 de agosto de 2022 recibió 1 año de prisión en suspenso por herir a golpes y amenazar con un arma a una joven que era su pareja. Y ayer esa pena se unificó con otra de 3 años (le quedaron 4 años en total) que aceptó en un juicio abreviado, por otros dos episodios de agresión: uno contra una mujer de 37 años con la que alcanzó a convivir 6 meses y, el restante, por los ataques contra los hijos de ella. Si bien la violencia de Martínez la sufrieron los cuatro hijos de su ahora expareja (un varón de 10 años y tres nenas de 8, 5 y 1 año), un médico solo constató lesiones leves en las nenas.
La agresión contra la madre de esos chicos fue mucho más grave, porque en medio de una discusión en la que él la tomó del cuello, ella quiso defenderse y él replicó quebrándole el antebrazo derecho con un caño de pileta que usaban para trabar la puerta de la casa de la mujer, en Rawson.
Los problemas para Martínez empezaron cuando una hija mayor de la víctima, una joven de 19 años, supo por boca de sus hermanitos que la nueva pareja de su mamá insultaba y agredía a todos en la casa. Esa joven denunció el caso en la UFI CAVIG el 6 de agosto pasado, y desde entonces se inició una investigación que permitió constatar la violencia del joven. Consecuencia: los niños fueron a vivir con su padre biológico y Martínez quedó bajo sospecha.
La cosa empeoró para el imputado el pasado 18 de setiembre a eso de las 19,30, cuando se trenzó en la enésima discusión con la madre de los niños y terminó quebrándola con el hierro.
La mujer, por miedo, no se animó a denunciar. Se lo contó a un amigo a quien bloqueó de sus contactos por temor a que Martínez revisara su teléfono y la agrediera. Ese amigo de la mujer, sin embargo, buscó ayuda en una amiga policía y enseguida el caso llegó a la UFI CAVIG.
Tan contundente resultó la evidencia contra ese joven (ayer cumplió un mes de prisión preventiva), que a través de su abogado defensor, Claudio Vera, admitió haber lesionado a las nenas de su ex y haberla quebrado a ella. Y en un juicio abreviado con la fiscal coordinadora, Claudia Ruiz Carignano, y la ayudante fiscal, Valentina Díaz, acordó recibir 3 años de cárcel por los últimos ataques (agravados por el vínculo y por perpetrados en un contexto de violencia de género). Al final, la jueza, Flavia Allende, le aplicó un castigo único de 4 años, prohibiéndole además -a pedido de Fiscalía- contactarse con la víctima por cualquier vía.