Fotos: colaboración Sonia Giménes Bawden
Una pareja de baile contemporáneo que al ritmo de un tango pudo sintetizar todo aquello que la psicoterapeuta Sonia Giménes Bawden observa como saludable en una pareja. Encuentros, desencuentros (obviamente), pasión, acercamiento, improntas de amor. Ese fue el preludio de la presentación del último material que esta profesional sanjuanina acaba de publicar: ‘Amores sanos y de los otros”, un libro que devela que ‘la necesidad de amar y ser amados” es fundante en los seres humanos, pero también como ella misma asegura ‘cuanto más sana está una persona, en lo individual, más saludable son los vínculos que construye y más sanas las familias que logra formar”.
-La vida en pareja ¿tiene que ver con la salud?
-En ‘Amores sanos y de los otros” analizo las características de la pareja, lo que puede ser saludable, y también una parte del libro está dedicada al abordaje psicoterapéutico de parejas. He tratado de escribirlo con un lenguaje lo suficientemente llano para que cualquier persona que no sea profesional, pueda comprenderlo, pero de todas maneras es un contenido válido para los psicoterapeutas.
Entre los capítulos, el contenido abarca cómo se constituye una pareja como sistema, como totalidad en sí misma, cuáles son los elementos que pueden intervenir en la elección de una pareja (que son desde los condicionantes internos, la historia que tenga la persona, las expectativas que deposita sobre el otro, los mensajes de su propia familia). Algunos de esos condicionantes o variables intervinientes son saludables y otras no tanto, porque a veces las personas se eligen no desde sus lados más sanos sino de sus lados más enfermos o hacen complementariedades patológicas. También trabajo sobre la comunicación como elemento importantísimo para el vínculo saludable pero además las disfuncionalidades que podrían alterar la relación, por ejemplo, la confusión de la responsabilidad de las emociones es decir cuando uno le adjudica al otro lo que siente. Analizo la intimidad no solamente la física sino la intimidad afectiva, que es mucho más que la sexualidad: es la posibilidad de sentirse confiado y entregado a otro sin tener que estar cuidándose o preservándose; y también las dificultades que pueden haber para que eso suceda como por ejemplo heridas no curadas dentro de la relación o dentro de las historias de las personas que han sufrido desamor, abuso, maltrato que están muy acorazadas para poder entregarse. Hablo de las triangulaciones: la infidelidad como síntoma y los celos patológicos que es un modo también de poner un fantasma dentro del vínculo y cómo afecta. En otro capítulo abordo cómo la familia podría eclipsar a la pareja cuando no se mantienen adecuadamente las fronteras o los límites con los hijos o con las familias extensas. Analizo los equilibrios disfuncionales como las parejas codependientes, las parejas con violencia dentro del vínculo, las parejas que enmascaran alguna patología con la relación como pueden ser perversiones, inclusive las parejas que se equilibran en el sufrimiento ya que siempre están carentes económicamente, o siempre enfermos o siempre con malestar.
-¿Por qué centrarse en las parejas?
-Sin lugar a dudas, la necesidad de amar y ser amado es una necesidad inherente al ser humano y por lo tanto existen modos de tener estos vínculos de una manera saludable. Cuanto más sana está una persona, en lo individual, más saludable son los vínculos que construye y más sanas las familias que logra formar. En mis 35 años de psicóloga clínica y aunque la consulta sea individual, las personas siempre remiten a situaciones vinculares, sus sufrimientos o sus quejas tienen que ver o con sus relaciones actuales o anteriores, o mismo con la relación de sus padres, por lo tanto estamos atravesados por los vínculos. Noto que hay muy poca bibliografía específica aunque sí hay muchos libros de autoayuda. De todos modos, yo no adhiero a los libros de autoayuda porque son como recetas del tipo ‘dame 10 tips para funcionar bien”, pero eso no da cuenta de qué cosas o qué ataduras internas le impiden a las personas encontrarse. Por eso me pareció importante un libro que ponga un poco de luz sobre las posibles dificultades o donde pueden estar los nudos a desatar para avanzar en vínculos más saludables. Tampoco hay tanta bibliografía para terapeutas de pareja.
-¿Quién llega a la terapia de pareja?
-Eso depende de cada cual. A veces la pareja llega como último recurso, otras, uno de ellos dice que el otro lo ha puesto contra las cuerdas para hacer terapia de pareja, entonces llegan muy resistidos, sin saber bien para qué puede servirles y ahí es tarea del terapeuta que las personas entiendan que una terapia no es un juicio de quién es bueno o malo, quién tiene la razón y quién no, sino que son dos seres sufrientes. Ese es uno de los tópicos que analizo en el libro cuando digo que una pareja es una totalidad, un sistema. Pero no hay modo que en una totalidad uno esté bien y el otro esté mal. ¿Cómo se puede estar bien dentro de un vínculo en el que el otro dice que se siente mal? Más allá que alguno de ellos lo ponga en palabras, hay que pensarlos como dos seres que pueden tener alguna dificultad, algún sufrimiento y no están encontrando la respuesta.
También existe la fantasía de algunas personas que dicen que los que van a terapia de pareja se terminan divorciando… como si los terapeutas tuviésemos el poder de juntar o separar a las personas! A veces las personas llegan a terapia con mucho deterioro, mucho tiempo de malestar y con casi nada de posibilidades de rescate para su vínculo y le depositan al terapeuta la capacidad de que lo salve. Y no es así. Trabajamos para la salud y a veces lo más saludable es que las personas sigan juntas porque tienen las herramientas, el afecto, la capacidad de reparar lo que tengan que reparar y mejorar, pero otras veces no, lo más saludable es que se dejen de dañar y que cada cual siga su camino.
-Hablás de amores sanos y de los otros sin encasillarlos como enfermos, tóxicos, dañados.
-Fuera de lo sano puede haber mucha variedad de patologías. Hay un capítulo que se refiere a los equilibrios disfuncionales, por ejemplo las parejas codependientes que no tienen un vínculo saludable porque le han depositado al otro algo vital para su vida que le debe pertenecer a él o a ella, no al compañero o compañera. Ese es un modo no saludable de equilibrarse dentro de una relación porque no permite el crecimiento, la individualidad de cada uno. Una pareja sana deben ser dos personas diferenciadas, que se eligen para acompañarse pero que podrían estar solas sin que mueran, más allá de que eligen y prefieren estar con el otro, pero puede cada una pararse sobre mí mismo. Las parejas violentas son otro modo de patología. El amor no es violento. No es sano ni cierto que se hostigue a alguien porque se lo quiere o que te quiera matarte porque no soporta la idea de vivir sin vos. Eso no es amor, en todo caso es un amor enfermo, contaminado por la agresión. El amor tiene que estar basado en el cuidado, el respeto del otro, la consideración, en que me importa el otro, lo veo distinto a mí, lo valoro y lo elijo. Todo lo que no sea sano se engloba dentro de los otros en mi libro.
-¿Tarde o temprano lo no sano se manifiesta?
-Hace síntoma. En mi pensamiento gestáltico, tendemos hacia la salud tanto en lo individual como en los vínculos y cuando la interrumpimos en una relación, la hace patológica.
-Si hay parejas de las otras, ¿es porque hay parejas sanas?
-Por supuesto. La salud es un estado de equilibrio precario, en todos los sentidos a nivel individual, en lo biológico, a nivel emocional también. Cuando digo precario quiero decir que es un proceso a sostener, a construir, a cuidar permanentemente. No llegamos a un estado de salud y nunca más nos ocupamos de esto porque lo saludable también es estar alerta y atento cuando aparece alguna necesidad que debe ser enfocada. Las parejas transitan por muchos momentos que son cambios evolutivos desde su inicio como pareja, la convivencia, la llegada de los hijos, las situaciones económicas, los cambios de hábitat, hay un montón de situaciones que atentan contra los equilibrios vinculares y la salud está dada en la capacidad de registrar la necesidad y de enfocarla para resolverla. Entonces claro que existen parejas sanas que tienen períodos de mucho bienestar y felicidad y seguramente otros períodos donde a lo mejor tienen sacudidas y crisis pero también encuentran el modo sano de atravesarlos. El estar dentro de una pareja debe permitir de todas maneras el desarrollo de la individualidad, que cada cual se respete, que sean dos personas completas que se puedan elegir, que cada cual pueda expandir sus necesidades individuales y que no sean en detrimento de la pareja, que puedan tener proyectos compartidos -ya sean hijos, laborales, sociales, vacaciones-, que puedan realmente encontrarse en intimidad tanto emocional como física como sexual, que tengan buenos modos comunicacionales es decir que puedan escucharse, tratarse bien, poner en palabras lo que necesitan sin hostigamiento, sin avasallamiento.
-¿Por qué es tan cotidiano escuchar a personas que uno eligen mal a sus parejas?
-Nuestras conductas no están solamente direccionadas por la razón. Racionalmente puedo decir que ‘sé’ que me conviene un hombre equilibrado, bueno, que no sea mujeriego, padre de familia, etc, etc, pero luego hay condicionantes emocionales que hacen que las personas construyan vínculos en donde se ponen casi siempre en el mismo lugar de funcionamiento. Yo les digo que cada uno es el protagonista de su película. Entonces si siempre te pasan la misma película hay algo que debe ser tuyo, que es lo que tendrás que revisar. ¿Qué es lo que te hace elegir estafadores afectivos, una y otra vez, cuando tu razón te dice que eso no es bueno para vos? Eso que te hace elegir entre comillas tiene que ver con cosas no resueltas de tu mundo interno, a veces son improntas de los padres o como decía Freud que uno tiene una compulsión a repetir lo mismo una y otra vez intentando resolverlo, aunque nunca lo resuelve sino descubre donde está la falla en uno mismo. En la presentación del libro me decían que ¿por qué hay personas que se ponen en lugares de desamor? Los primeros aprendizajes de amor están en la primera infancia, en los primeros vínculos afectivos, entonces si yo me he sentido querida y valiosa por las personas que me deben amar en primer lugar -que son mis padres-, con bastante más probabilidad voy a poder pararme firmemente en un vínculo y no permitir que no me quieran o que me basureen.
-¿Cómo entran en el esquema de la infidelidad y los celos, los nuevos modos de hacer parejas?
-También lo abordo en el libro. Etimológicamente pareja viene de par, un conjunto de dos, eso es lo que entendemos como pareja cultural y mayoritariamente, y es como se han venido percibiendo las parejas y las familias sobre todo. Pero es cierto que entre los cambios culturales múltiples, uno de ellos es este cuestionamiento de la monogamia, o de la relación de exclusividad entonces hay planteos de parejas abiertas de diferentes características: abiertas plenas, semiabiertas por ejemplo en vacaciones, intercambio de parejas, poliamor o muchos vínculos coexistentes. En esas situaciones lo que hay que ver para evaluar la salud es qué contrato de relación hicieron los participantes. Lo saludable sería el respeto del contrato, que no está escrito en un papel pero en definitiva es un contrato aceptado por las partes.
-¿El amor de pareja nos hace mejores personas?
-Todo lo que nos haga crecer nos hace mejores no en lo ético -de bueno y malo-, sino en el sentido de más expandidos, más concientes, con más recursos y con más capacidad. Pero de todas maneras si bien yo dije que amar y ser amado es una necesidad humana, las personas pueden elegir no amar a otra persona y, si están en armonía con sus elecciones de vida, eso es saludable. La falta de pareja no es necesariamente una patología. Si sucede que hay personas que quieren estar en pareja y dicen que no encuentran, entonces eso si puede vivirse como una frustración.
> Una mirada profesional
Sonia Giménes Bawden es Licenciada en Psicología, Magíster en Clínica en Salud Mental y Especialista en Psicoterapia Gestáltica y Terapia Familiar Sistémica.
- Es docente e investigadora en la Universidad Católica de Cuyo, pero también en universidades de España y México.
- Es la presidente de la Asociación Gestáltica de San Juan y socia fundadora de la Sociedad española para la investigación de las diferencias (Seide).
- Autora también del libro “Algo más que comer o no comer. Abordaje Gestáltico a la alimentación y sus Trastornos.”
La nueva publicación puede comprarse contactándose directamente con la autora al mail sgimenesbowden@gmail.com.