El contador Luis Omar Olguín (55) insistió ayer en su versión de que el lunes pasado, por la tarde, fue asaltado por dos sujetos que, a punta de arma, lo sorprendieron cuando orinaba a un costado de la Ruta 40, al Norte de Calle 15, en Pocito. Y que luego de golpearlo con la cacha de un arma en el abdomen y en la nunca, haciéndolo también dar de cara contra el volante, le abrieron el baúl del auto y sustrajeron su teléfono y 165.000 dólares de una caja de seguridad, que había llevado a Mendoza para que se la abrieran porque acá no encontraba un cerrajero.
Según el profesional, su ‘urgencia’ de abrir esa caja era porque allí tenía 35.000 dólares (el resto era suyo, dijo) que le había prestado un comerciante y necesitaba devolvérselos.
En su descargo, dijo que dio versiones distintas sobre lo que pasó ese día (habló de que le sustrajeron 350.000 dólares) por el susto y la angustia de no saber qué hacer, pero recalcó que el asalto existió. Y redobló la apuesta: ‘la policía me hostigó para que dijera lo que ellos querían, que era un autorobo. ¿Qué querés que diga, que me gasté la plata en mujeres y el casino?’, aseguró Olguín que le dijo a uno de ellos y criticó a los medios por plantear la posibilidad de que ese hubiera sido el motivo de la presunta falsa denuncia.
Su hermano, el docente Marcelo Olguín (53) se mantuvo también en sus dichos de que volvía de trabajar de una escuela cuando se encontró con su hermano con el auto que le había prestado para ir a Mendoza. ‘Estoy dolido por todo lo que se habló, soy docente y tengo una conducta intachable, ¿cómo me paro a dar clases ahora frente a los chicos?’, se quejó.
‘Si es necesario iremos a juicio, pero vamos a acreditar la veracidad de sus dichos, ambos son personas intachables’, dijo su abogado defensor, Ernesto Lloveras, quien pidió que se oficie a la empresa telefónica para recuperar los datos del teléfono del contador, donde consta su contacto y hasta la foto que le mandó al cerrajero de Mendoza con la caja de seguridad que quería abrir.
A pesar de su encendida defensa, la fiscal coordinadora, Daniela Pringles, y la ayudante fiscal Ana Paula Amarfil, (UFI Genérica), quedaron convencidas de que los hermanos mintieron y cometieron el delito de falsa denuncia. Así, citaron el informe médico en el que no se constaron las lesiones que dijo haber sufrido el profesional. Sus contradicciones y, sobre todo, tres testigos clave: dos empresarios que Olguín citó como sus socios en un proyecto para viviendas en el que él iba a colaborar con una gran suma en dólares. Ambos dieron un relato totalmente contrapuesto: negaron tal sociedad y aseguraron el propio contador les confesó que el robo no había existido. Esa misma confesión, según Fiscalía, también la escuchó un oficial de policía. Además de esos empresarios aseguró que Olguín le debe $500.000 que le prestó y otros $400.000 que le cobró a un cliente haciéndose pasar por su socio.
Luego de escuchar a las partes, el juez Diego Manuel Sanz dejó en libertad a ambos imputados, prohibiéndoles acercarse y molestar a los testigos claves del caso.