Durante varias décadas, desde que se comenzaron a explotar los principales proyectos mineros con los que cuenta actualmente San Juan, el tema de las regalías mineras que le han correspondido a los departamentos que cuentan con esos recursos ha sido motivo de polémica al no conocerse o determinarse fehacientemente su destino.
Las distintas administraciones municipales que se han sucedido en los últimos años han declarado que los fondos provenientes de las regalías han sido invertidos en algunas obras de infraestructura que no alcanzan, de acuerdo a los primeros cálculos, a equiparar los fondos recibidos. Hace unos meses, el Grupo Sarmiento dedicado a analizar la situación de la minería en Argentina reveló datos muy interesantes sobre los fondos de regalías mineras que recibió el departamento Iglesia, en las últimas décadas, desde la puesta en funcionamiento del yacimiento de oro y plata de Veladero. Esto generó una gran polémica, pero más allá de ello no se ha avanzado en una investigación concreta para determinar si las afirmaciones del Grupo Sarmiento corresponden a la realidad vinculada a que no se ha invertido en el departamento todos los fondos recibidos.
Más allá de esos cuestionamientos, corresponde ahora ver de qué manera se va a seguir administrando el tema de las regalías mineras a fin de que cumplan con el objetivo de que estos recursos sean volcados en beneficio de la comunidad y en el desarrollo económico de los departamentos mineros o de toda la provincia.
Una propuesta vinculada al manejo de esos fondos es darle a la comunidad la posibilidad de proponer las obras y servicios que son necesarias para el desarrollo de los pueblos. Funcionaría en forma similar a los presupuestos participativos que elaboran algunos municipios, para permitir a los vecinos sugerir qué obras son necesarias en cada uno de los barrios o villas. Las propuestas se llevan a votación y finalmente el municipio debe realizar aquellos proyectos que obtienen mayoría de votos, todo en un común acuerdo con el solo propósito de que los fondos sean utilizados de la mejor manera posible y no respondan al capricho o la voluntad de un gobernante.
En Iglesia, por ejemplo, que es uno de los departamentos que más regalías ha recibido en los últimos años, mucha gente encuestada oportunamente no está de acuerdo con las obras realizadas por el municipio ya que para muchos no representan las principales necesidades que tiene la comunidad. En este departamento persisten problemas graves y la falta de servicios esenciales como quedó evidenciado hace unas semanas cuando un incendio de grandes proporciones afectó a numerosos pobladores, antes que llegaran los bomberos provenientes de Jáchal ya que Iglesia carece de un cuartel y dotaciones correspondientes.
El hecho de no contar con una terminal de ómnibus también es un faltante muy importante, especialmente cuando se pretende que este departamento alcance un desarrollo turístico basado en las bellezas naturales y su rica historia.
Sería muy interesante que la comunidad pueda intervenir en este proceso y participe sugiriendo las obras más necesarias.