Era previsible que Nicolás Maduro sería capaz de instrumentar cualquier maniobra a fin de continuar en el poder por un período más, por lo que hasta ahora la posibilidad de un fraude en el resultado de las elecciones presidenciales del domingo pasado sigue vigente hasta que no se demuestre lo contrario, lo que se duda que pueda ocurrir.
Pero lo que ha quedado en claro en esta compulsa electoral es que hay una oposición al régimen chavista que está preparada para asumir el poder en cualquier momento, por derecho propio. Maduro no podrá evitar esto por mucho tiempo, ya que lo ocurrido el domingo es una clara muestra de que el modelo está agotado y que es la ciudadanía la que reclama un cambio en la estructura de poder de la Nación.
Con casi un cuarto de siglo en el gobierno, el chavismo se ha encargado con sus políticas de gobierno dictatorial que Venezuela se ubique entre las naciones más postergadas del mundo, tanto en el aspecto social como en el económico, a pesar de los numerosos y variados recursos que posee. También ha sido el responsable de una de las mayores emigraciones de ciudadanos en la última década con más de 7 millones de personas que se han movilizado por toda Sudamérica y países del hemisferio Norte como EEUU y algunos de Europa.
El movimiento opositor que conformó María Corina Machado, proscripta por el régimen de Maduro para que no participara en estas elecciones, fue el que designó al ex diplomático Edmundo González Urrutia para que fuera el candidato que enfrentó al oficialismo. La gran aceptación de la gente hizo que este postulante encabezara las encuestas durante la parte final de la campaña electoral, aventajando a Maduro por una gran diferencia de votos, algo que luego no se vio reflejado en el conteo final que se realizó dentro de la más absoluta desprolijidad, dando lugar a la posibilidad de que haya habido un gran fraude a favor del oficialismo, que fue el que determinó que Maduro ganara por el 51% de los votos.
Más allá de los reclamos formales, los líderes de la oposición han tenido que tomar medidas precautorias ante la brutal represión que se ha desencadenado en varias ciudades, y buscar asilo en distintas embajadas, incluida la argentina, en espera de poder contrastar las actas de votación, algo que el gobierno no está interesado en hacer.
Para la oposición, el triunfo de González Urrutia es claro. Según las actas que maneja, este líder obtuvo el 67% de los votos contra el 30% de Maduro. Esto coloca a esta dirigencia ante un triunfo virtual no reconocido que demuestra el grado de aceptación popular. En esto se basa el hecho de que las fuerzas opositoras al régimen de Maduro ya han alcanzado el nivel necesario para aspirar, en unas elecciones con mayor transparencia, a la alternancia que se busca para el gobierno venezolano.
Todo indica que es cuestión de tiempo para que Venezuela termine con el gobierno dictatorial de Maduro y se encamine hacia una democracia auténtica, aunque haya que esperar 6 años más para lograr esa renovación.